Foto MF (2016)
Mi querido amigo Guillermo Gasió me
solicita algunos párrafos acerca del monumento al escritor romántico Esteban Echeverría ubicado en la
Plazoleta "Juvenilia", en el encuentro de las calles Florida y
Marcelo T. de Alvear, frente a la Plaza San Martín y al Plaza Hotel, en la
ciudad de Buenos Aires. Complazco su pedido con estos apuntes. Curiosamente, es
bien poco lo que había registrado en mi fichero respecto de esta obra artística
específica, aunque si de otros trabajos de su autor. Habrá que seguir reuniendo
información. Aquí va lo que tengo disponible.
El contexto y la apropiación
simbólica
Para el caso del monumento a Esteban
Echeverría en la ciudad de Buenos Aires, se dictaron dos normas: la ley 4659,
del año 1905, que mandaba levantar una estatua en el Parque Tres de Febrero, en
Palermo (allí se inauguró en 1907); y el Decreto-Ley 1376 del año 1958, que,
modificando el sitio designado antes, ubicaba, ahora, esa misma estatua
"en la Capital". Esta mudanza
derivó, sin duda, en una "apropiación" ideológica de la figura de
Echeverría, convertido, para finales de los años 50´s, en un símbolo de la
libertad frente a la tiranía: ya no se trataba de la "tiranía" de
Rosas y los atropellos civiles que el poeta había denunciado en El Matadero,
sino del régimen depuesto de Perón, al cual se apostrofaba con el rótulo de "la segunda
tiranía"… No corresponde analizar, aquí, estas cuestiones y mi opinión al
respecto es conocida.
Sin perjuicio de ello, para ubicar a la
figura de Echeverría en este plano emblemático de la oposición a Rosas y, luego
de 1955, como ícono de la denuncia republicana ante un Perón ya desalojado del
poder, conviene releer las palabras de José Cantarell Dart, que pronunció el 17
de junio de 1938 en el Instituto de Conferencias de La Prensa, aunque
sin saber que dos décadas más tarde los golpistas harían una apropiación
simbólica de la figura echeverriana. La "Insurrección del Sur" y el
poema "Avellaneda", anticipaban en aquel Echeverría antirrosista, al
Echeverría re-semantizado como antiperonista…
Como dijo Cantarell Dart, en Echeverría,
el pensamiento filosófico-político siempre se produce a la luz de los reflejos
líricos. Sus palabras, así envueltas en ropajes poéticos, son una superación
del sentimentalismo quejoso y se vuelven resistencia pero con voluntad
platónica y reconciliadora: un dogma socialista sin favorecidos ni
desheredados…Cuán lejos estaban los golpistas de 1955 de semejante programa
de igualdad social…Paradójicamente, el Dogma Socialista de Echeverría
estaba más cerca del ideal de igualdad justicialista, que de la indiferencia
que profesó, respecto de las masas trabajadoras, la autoproclamada
"Revolución Libertadora". Pero, no descartemos que la palabra
"socialista" del título también haya ejercido su temprano
encantamiento en los oídos de, precisamente, los socialistas enemigos de Perón
y que terminaron, a la postre, aliados con los golpistas liberales y católicos.
La escultura: aspectos
iconológicos
Pero, para evitar dispersarnos en
polémicas políticas, observemos y describamos la escultura en cuestión: una
estatua de escala más que humana, ejecutada en bronce oscuro, que representa a
Echeverría de pie, se apoya sobre un sencillo pedestal de perfiles ortogonales,
revestido con placas de granito pulido. En las cuatro caras del plinto se han
cincelado leyendas epigráficas tomadas de textos echeverrianos y que aluden a
las libertades civiles avasalladas por la tiranía.
¿Qué gesto caracteriza aquí al personaje?
Meditativo, parece dar un paso, en acción de caminante. Su mano izquierda
sostiene un libro, en tanto, la mano derecha, sostiene el extremo del capote y
se apoya sobre el corazón. El rostro representa a un Echeverría joven, con los
rasgos que reconocemos en su iconografía
de época, en especial la patilla y barba "a lo unitario". ¿Es el
hombre a quien, por propia confesión, las lecturas parisinas de Schiller,
Goethe y Byron le revelaron un mundo nuevo?. Aunque no desdeñó entonces
ni a Pascal, ni a Bossuet ni a Bocaccio. El libro que sostiene en la mano
izquierda podría corresponderse con alguna obra de cualquiera de aquellos
autores.
O más bien ésa actitud pensativa y
ensimismada, de un hombre que camina con el pensamiento puesto fuera del
sendero, como parece haberlo retratado Tasso, ¿será el hombre que, vuelto a su
patria, halló, según él mismo, sus esperanzas burladas y cayó en una
profunda melancolía?
O, ¿quizás, el exiliado que admitió
haberse encerrado en si mismo, y que en El Ángel caído,
hasta renuncia a ver escrito su nombre en una lápida?
El emplazamiento posterior: mi
hipótesis del por qué...
En cuanto a su emplazamiento definitivo
¿por qué allí? A falta de una constancia explícita (al menos que yo conozca)
podría arriesgar una hipótesis, aunque por demás personal y provisoria: un
monumento que, desde su apropiación epocal, provoca un juego simbólico y
epigráfico dominante, con la idea de la "libertad civil" (como oppositum
dialéctico necesario de la esclavitud civil, vale decir, del sojuzgamiento
de los ciudadanos al arbitrio de un supuesto tirano= antes Rosas= ahora Perón…),
bien puede haber sido intencionalmente ubicado en el sector de la ciudad donde
se levantaba el tablado para la subasta de esclavos, en tiempos coloniales…Pero
en fin, no lo tomes al pie de la letra, porque, insisto, es un una conjetura
topográfica muy personal.
El autor de la escultura
El autor de la escultura fue Torcuato
Tasso (Tasso i Nadal), un artista catalán (¡atención! la pequeña placa colocada
por la Municipalidad indica su nacionalidad como "español"…Hum… no la
hará mucha gracia a un catalán…) nacido en 1853 (o 1856 según otros) y que
llegó a la Argentina hacia 1899. En rigor, tras su paso por academias en Madrid
y en Barcelona, y luego de una beca en Roma, había sido invitado a trabajar en
una pieza en Montevideo. No era por entonces un desconocido. Y como señaló la
revista "Camuatí" (Año 11, nº118, enero de 1941): allí resolvió
venir a Buenos Aires por unos días pero se quedó cincuenta años, como él
siempre decía.
Por su parte, una nota aparecida en el
suplemento de "La Nación" de noviembre de 1902, ponderaba su talento,
aunque lo juzgaba atado "a la funesta presión de los que pagan", y,
por lo mismo, incapaz, de momento, de dar un salto evolutivo, desde los
convencionalismos academicistas, a la vanguardia. Su conformismo con el resultado
"bonito" de sus obras redundaba, a juicio del articulista, en un
"afeminamiento" más propio de piezas de orfebrería que de obras
monumentales…
Más allá de la crítica, Tasso fue un
artista bastante convocado a la hora de producir una estatuaria conmemorativa
de próceres argentinos. Algunos ejemplos son, además de este Echeverría (que ya
era una obra formalmente anacrónica para la época de su definitivo
emplazamiento, aunque coincide su hechura con el momento de éxito inicial de
Tasso, a comienzos del siglo XX): Monumento a la batalla de Salta en el Campo
de la Cruz (Salta); Monumento a Juan José Paso (Buenos Aires, 1910); estatuas de Ameghino, Sarmiento , Mitre y
Luis Huergo (esta última en la antigua Facultad de Ciencias Exactas de la
Manzana de las Luces); cabezas de Bunge y Gutierrez; monumento al General Soler
en el cementerio de la Recoleta; busto de Monner Sans en la Chacarita;
Monumento al Sol de Mayo (San Andrés de Giles); Monumento a Pellegrini
(Chivilcoy); busto de Cervantes en el Club Español de la Capital etcétera.
Entre 1901-1902 trabajaba en un proyecto de monumento a Fray Cayetano
Rodriguez.
Es interesante su trabajo de diseño como
proyectista de los pedestales de sus estatuas, que resultaban fuertemente
arquitectónicos y ornamentados. Incluso, en algún caso (la réplica del San
Martín ecuestre de Daumas en la ciudad de Santa Fe, 1902-1903), fue el autor
del notable y macizo pedestal de granito para una escultura ajena. Lo publicó La
Ilustración Artística en su número 1101 del año 1903. También ejecutó un
pedestal para la misma réplica, pero destinada a Corrientes (1904)
De la obra europea de Tasso se destaca el
San Isidoro de Sevilla, sedente, (fue tapa de La Ilustración Ibérica
de Barcelona, del 4 de junio de 1892, que tengo a la vista); Santa Isabel de
Hungría (publicado en La Ilustración Artística nº 985 de 1900);
también el Cardenal Cisneros y el jurisconsulto Papiniano. Más tempranamente, el monumento al pintor
Antoní Viladomat.
Quizá su primer trabajo en Buenos Aires
(aunque no tengo certeza) haya sido la placa sepulcral encargada por la
Asociación Patriótica Española para la tumba de Emilio Castelar, que data de
1899 (también fue publicada, y la tengo aquí a la vista, por La Ilustración
Artística, en su número 929 del año
1899). Luego vino el muy ponderado Retrato de una dama argentina (La
Ilustración Artística, junio 1900), que bien pudo ser prosopopeya de la
mismísima República. También es de la primera época porteña el citado proyecto
de monumento a Fray Cayetano Rodriguez. **
El proyecto para el Monumento a la
batalla de Salta para el Campo de la Cruz (enorme: de 22 metros de
altura y algo más de ancho en su base) también motivó una nota
laudatoria en La Ilustración Artística, nº 1007 del año 1901, donde se
señalaba que Tasso estaba obteniendo en Buenos Aires grandes triunfos,
pudiendo decirse de él que es de los artistas extranjeros que más aceptación
han tenido en la capital argentina (p.262).
Murió en 1935 y al año siguiente se
realizó una exposición póstuma. Entre sus discípulos corresponde mencionar a
Lagos, Oliva Navarro, Roselli, Rocha, Sibellino y a su propio hijo Bartolomé
(que, no sé a título de qué, heredó la cátedra que su padre dejó vacante en la
Universidad de Buenos Aires...).
Epílogo: reaparece Echeverría
Es interesante mencionar, también, el
óleo de Dino Piazza "El sillón vacío" (1 m. x o,80 m.) que reproduce
el atelier de Tasso, tal cual habría quedado al momento de su muerte.
Entre los modelos que allí se observan , hay una cabeza de Esteban Echeverría
que corresponde a la escultura que, por aquella época, se ubicaba todavía en
Palermo.
**Una
breve pero interesante referencia a las obras de Tasso en el interior del país
la puedes leer en Rodrigo Gutierrez Viñuales, Escultores españoles en las
conmemoraciones argentinas, en AA.VV, "El reencuentro entre España y
Argentina en 1910". Cedodal, 2007, p.96.
Foto MF (2016)