Por Oscar Andrés De Masi
Para
http://viajealasestatuas.blogspot.com.ar
Noviembre de 2017
Si algún ingenuo guardaba, todavía,
alguna esperanza del regreso del monumento a Colón a su lugar original, tal
expectativa había quedado definitivamente descartada hace pocos días. En
efecto, el gobierno mandó a remover la llamada "cripta colombina",
acaso el último relicto que permanecía en pie (disfrazado de pedestal para
Juana Azurduy) del soberbio monumento, en la Plaza Colón. Hoy mismo, se ha dado
difusión a la noticia de los preparativos finales para su nuevo emplazamiento, por
completo ajeno a la integridad auténtica y a la consistencia topográfica del
monumento en su conjunto. Recordemos, como lo señalamos en post anteriores,
que no se trata de una estatua aislada, sino de un "conjunto" de
elementos patrimoniales, artísticos y conmemorativos.
Foto gentileza Arq. Marcelo Weissel
Una grúa equipada con un brazo mecánico
asestó los golpes definitivos, el 4 de octubre, a la estructura de hormigón,
ladrillos y hierro que había sido proyectada especialmente para dar soporte al
monumento, por el más célebre estructuralista sudamericano de la época: el
ingeniero Domingo Selva. Ya nos referimos a él en nuestros post s
de fecha 11 de febrero y 18 de marzo de 2017. Fue el autor del primer
edificio antisísmico de la Argentina (la Escuela Normal de Maestras de San
Juan) y del "domo" de la catedral de Lomas de Zamora. Ambos edificios
donde intervino Selva gozan de la categoría de monumentos históricos
nacionales.
Como ya explicamos anteriormente, la
"cripta colombina" formaba parte del programa monumental-museal
original y debía quedar alcanzada por la misma intangibilidad que merecía el
ahora desdichado y desterrado monumento. Vale decir, el grupo de esculturas
plus la cripta-museo, formaban un conjunto indisoluble tanto desde el
punto de vista constructivo, como expresivo y discursivo.
Recordemos que en la cripta se habían
ejecutado, al momento de inaugurarse el monumento, unas bellas pinturas de mano
de Paolo Parisi, representando la historia de la navegación en Occidente. Y,
además, se custodiaban en su interior objetos tales como un ladrillo de la casa
de Colón, un friso romano y una "cápsula de tiempo".
Ya no existe la cripta, cuya autoría
maestra, reiteramos, también merecía consideración. Con ello, termina de
desarticularse la lógica íntegra del dispositivo monumental y se priva al
monumento (si acaso volviera a levantarse en algún sitio) del sentido
topográfico original, que sin duda forma parte de su autenticidad
patrimonial. Fue proyectado para ese preciso lugar, con las implicancias
simbólicas del caso.
Este reciente hecho (uno más en la cadena
de atropellos al monumento) revela que para este gobierno la cuestión colombina
no reviste trascendencia, como en general pareciera que tampoco ninguna otra
cuestión histórica o patrimonial. No olvidemos que si bien la decisión de
retirar el monumento fue tomada por la administración anterior, sin embargo
la totalidad de los diputados del Pro votaron la ley que convalidó aquel retiro.
No puede decirse, pues, que en esta saga haya villanos vs. héroes, porque ambos
actores políticos coincidieron en su voluntad de agravio al bien patrimonial y
a su sentido identitario.
Foto OADM, junio 2014
La Comisión Nacional de Monumentos no se
ha pronunciado públicamente acerca de este epílogo. No ha de olvidarse que
varios de sus actuales directivos, en su momento, entre 2013/2014, prestaron
conformidad al retiro del monumento, echando mano al disparatado eufemismo de
la necesidad de desmontarlo ¡para su reparación! La honrosa excepción del vocal
Marcelo Magadán debe ponderarse, por su compromiso explícito con la defensa del
monumento.
¿Qué cabe esperar ahora con relación al
monumento, que permaneció desarmado en la Costanera? En el mejor de los casos y
con mucha suerte, una operación de reconstrucción llevada a cabo con la frivolidad
característica de esta administración inclinada al cotillón de los globos amarillos:
vale decir, una reconstrucción en otro lugar (ajeno al sitio de origen)
y carente de la integridad de sus componentes auténticos completos (ya
sin la cripta). Todo ello, dando por sentado el hecho de que las esculturas de
mármol no hayan sufrido, a esta altura, deterioros derivados de su exposición a
la intemperie y de su movimiento físico. Porque en tal supuesto, a la costosa y
delicada tarea de re-armado debería anteponerse una no menos costosa y no menos
delicada tarea de restauración.
En suma, en materia de patrimonio, los
caprichos y las frivolidades tienen un costo material y moral bien elevado…
Foto OADM, junio 2014
Bonus track:
Notas de prensa relacionadas aparecidas últimamente
El adiós definitivo a Cristóbal
Colón: demuelen la cripta del monumento por Silvia Gómez (Clarín,
5-X-2017).
Ultiman detalles para instalar a
Colón por
C.C. (Perfil, 8-X-2017).
El último viaje de la estatua de
Colón por
Silvia Gómez (Clarín, 8-XI-17).