El brazo izquierdo se
extiende al máximo y la mano sostiene el arco de tipo escita... incompleto por
la acción de los vándalos que desprecian los monumentos. La pieza debe ser
reparada con urgencia. (Foto OADM 2016)
La ciudad
de Buenos Aires goza del privilegio de poseer tres obras de Emile
Antoine Bourdelle exhibidas en su espacio público, todas ellas
concentradas en un radio de pocos metros, en el barrio de la Recoleta. (aunque
existe, y es menos sabido, una cuarta obra salida de su cincel,
emplazada en Palermo como decoración heráldica de otro monumento; más adelante
te lo contaré). Un privilegio que debería acompañarse con una mejor y más
permanente tutela de estos bienes artísticos, expuestos a acciones de
vandalismo de grado diverso, o a técnicas de conservación material por demás
dudosas, como el caso de la pintura negra aplicada sobre el Monumento
ecuestre al Gral. Alvear, que he
comentado en otro post del mes de febrero.
La
declaratoria de estas esculturas como bienes de interés artístico
nacional, en el marco de la Ley 12.665 y su modificatoria nº. 27.103,
sería oportuna y merecida.
La
potencia iconográfica, el despliegue plástico, los repliegues semánticos y, en
suma, la belleza clásica-arcaica de estas obras van de la mano con su
vulnerabilidad. Ellas son:
-El
mencionado monumento ecuestre al Gral. Carlos María de Alvear (que,
en rigor, implica un conjunto del jinete y su cabalgadura, con las cuatro
alegorías en las esquinas del pedestal, diseñado por el arquitecto Alejandro
Bustillo para su excepcional emplazamiento… Todo lo cual reaviva la
pregunta ¿merecía Alvear semejante monumento… Ya hablaremos de ello en un
próximo post;
-El Centauro
herido (o, si prefieres, El centauro Quirón herido y moribundo,
portando la lira…);
-El Herakles
arquero. (también llamada El Arquero) Voy a referirme
hoy, por especial pedido de una de nuestras cultas lectoras del blog, a esta
última obra, privada desde hace un tiempo, por acción de los vándalos
depredadores del patrimonio, de una parte de su arco.
Foto OADM
2016
Las tres
se emplazan en lugares muy próximos entre si, como formando una "promenade
Bourdelle", un paseo de autor a cielo abierto. Si te paras junto a
cualquiera de ellas en el punto adecuado, podrás abarcar en tu campo
visual, como un semi-panóptico, a
las otras dos.
-La cuarta
obra de Bourdelle en el espacio público porteño, virtualmente
desconocida, es el enorme escudo nacional esculpido en la cara posterior
del pedestal del Monumento a Sarmiento de Rodin, en el Parque
Tres de Febrero (Palermo), frente al rond point y al Monumento de los
españoles. Una pieza que presenta sus licencias emblemáticas.
ACERCA DE BOURDELLE (1861-1929)
Una publicación
ineludible al hablar de Bourdelle: el repertorio de su obra publicado en Paris
con comentarios y referencias biográficas del propio artista. Y unas planches
de excepcional calidad gráfica. (Col.OADM)
De Bourdelle
(cuyo nombre completo era Emile-Antoine, aunque utilizaba el segundo
de ellos) se suelen reiterar cosas que se han dicho ad nauseam, como por ejemplo, que fue practicante en el
taller de Rodin (de esa época proviene el escudo esculpido que mencioné antes);
o que trabajó más de 40 años en su taller de Paris, convertido en museo luego
de su muerte; y que además de escultor era dibujante y pintor.
Repitamos,
asimismo, que sus cuatro maestros fueron: Maurette, Falguière, Dalou
(discípulo, a su vez, del gran Carpeaux) y Rodin.
En su
época, fue considerado el más grande escultor vivo, al menos por los franceses.
¿Qué
rasgos sobresalen en la obra de Bourdelle en general?
Vamos a
enumerarlos muy rápidamente y de un modo casi provisorio, porque ahora se trata
de analizar una obra concreta y no de profundizar en las características
expresivas del maestro de Montauban:
1.En
primer lugar, las referencias clásicas de sus "temas", con
preferencia por la mitología griega y la inspiración en el estilo
"heroico" de Pérgamo. Francois Fosca lo llamó "este
griego". Pero, "éste"
no es el griego intransigente, que vive en una burbuja de helenismo despectivo,
ajeno al universo circundante del bárbaro, sino un griego con mucho de
romanticismo, porque no ignora el dolor, la agonía o la muerte… Fosca dixit.
2.Luego,
el "realismo", pero entendido como esa faceta primera del
post-impresionismo escultórico, vale decir un nuevo realismo "interpretativo" antes que "descriptivo" (Rafael
Benet).
3.La potencia
reducida al orden (o lo que él llamó "el ritmo universal"). En
este punto, suele decirse que, tras los excesos post-rodinianos, la misma
Francia que los favoreció, reclamó para su escultura una nueva actitud de vertebración,
aplomo, claridad, armonía, lógica (Rafael Benet). Y Bourdelle fue
uno de los paradigmas, sino el principal, de lo que se estimó, entonces, como
una vuelta de las cosas a su quicio.
4.Puso en
práctica como medio proyectual virtuoso, el antecedente geometrizante
necesario para, luego, el surgimiento del expresionismo y el cubismo. Aún
apareciendo como una especie de "extraño" para la escultura moderna a
la cual estamos habituados, Bourdelle fue un des plus grands
créateurs de l´art moderne…(Raymond Cogniat). Si bien para lograr
"efectos monumentales", Bourdelle organiza los volúmenes y utiliza una geometría
casi lineal, ésta última nunca tendrá la rigidez del cubismo, aunque obligará
al movimiento de las masas a inscribirse dentro de límites preconcebidos (Raymond
Cogniat)… He ahí su "lógica"… He ahí la poiesis de los
griegos, inscripta en los límites del logos .
5.Un
sentido de la totalidad monumental: aquí es bueno retener el comentario
del filósofo Henri Bergson, cuando visitó el atelier del maestro y le
dijo: Ce qui me frappe dès que je regarde une de vos oeuvres, c´est que
chaque partie semble contenir le tout. N´est-ce pas là une des marques de la perfection?
También, el
juicio de Adolphe Basler acerca de ses conceptions monumentales […]
ses tentatives pour doter la statuaire d´oeuvres gigantesques...
6.La
disciplina artesanal (su padre era carpintero ebanista y en ese oficio se
inició tempranamente nuestro artista). Se ha dicho que la "tectónica"
de Bourdelle obedece a las reglas del diseño de muebles, con una clara
concepción y una "fabricación" que obedece a la relación de los planos.
7.El planteo
"arquitecturado" de la obra escultórica; relacionado con el
aspecto anterior, y como señaló Rafael Benet: no puede concebir la
escultura que sólo busca agradar, ni aquella intensamente voluptuosa de su
maestro Rodin, ni la dulzona de los maestros de boudoir… no puede separar sus
imágenes del muro o del espacio, las concibe con clara relación de planos…
8.Y, por
sobre todo, agrego yo, y a partir de cierto momento, la pulsión formal
dominante del arcaísmo… les formes substantielles de la Grèce archaeíque…
(Adolphe Basler)
Esa
especie de magma volcánico de edades pretéritas, que emerge desde las
profundidades mitológicas, para derramarse y tomar la forma de la materia
pétrea o énea (no olvides que la palabra éneo/a, en el latín
poético = de bronce). Entiendo aquí el arcaísmo con análogos
alcances que el concepto de "arquetipo"
según C.G.Jung: el cauce seco de un río antiguo, siempre dispuesto a
correr nuevamente cuando el eón del kosmos reclama un retorno a lo
primordial. Las figuras de Bourdelle, sean dioses, héroes o simples
mortales, se vuelven "arquetípicas".
Yo diría
algo así: Bourdelle no es, ni podría ser, antiguo, porque es epocalmente
moderno, pero su modernismo romántico lo reencuentra con los arquetipos
antiguos, por la vía del arcaísmo grecista heroico y humanista…
HERAKLES ARQUERO
Foto OADM
2016
Se trata
de una escultura artística de gran tamaño, de bronce hueco, que ha adquirido
una bella pátina verdosa. Está colocada sobre una base rectangular de caras planas y sin adornos, ubicada en la
plazuela "Dante", entre la
avenida Figueroa Alcorta, la avenida Pueyrredon y la calle Emilio Petorutti, en
la Recoleta. Antes, y hasta 1944, estuvo
en la Plaza "Lavalle".
Durante
los saqueos de bronces que se hicieron frecuentes en la crisis del
"corralito", la salida de la
convertibilidad, el default de la deuda pública y otras miserias
nacionales con las cuales fuimos entrando al siglo XXI, fue retirada y puesta a
resguardo, hasta su reposición en 2005.
La rotura
vandálica del arco ocurrió en el año 2014, motivando en muchos de nosotros que,
a la par de la obvia reprobación de la conducta canalla de sus perpetradores, nos formulemos dos preguntas elementales: ¿no
existen cámaras de seguridad en las plazas? ¿no son monitoreados en forma
remota los monumentos artísticos?
Como digo,
su intención es puramente artística, sin pretensiones conmemorativas. Fue en su
origen un encargo particular de un comitente pudiente, con quien el escultor
mantuvo un breve conflicto por las pretensiones de exclusividad de la obra.
Finalmente, se llegó a un acuerdo. Me parece que la pieza original fue a dar,
finalmente, a Tokio.
Bourdelle la ejecutó a los 48 años de
edad (una edad de madurez personal y artística) en París, en el año 1909, el
mismo año en que Rodin dijo de él: " C´est un éclaireur de
l´avenir. Après les Grecs, il apporte les dernières nuances de la
Beauté…"
La
presentó luego (¿1910 o 1913?) en el Salón de la Société Nationale des Beaux
Arts.
De esta
obra y su impacto tanto en la carrera de Bourdelle como en su lenguaje
monumentalista tan personal, se ha señalado:
Tant par la puissance lyrique de sa violence, et la rigueur de son style
que par l´ invention, qui écarte toute idée de réalisme, cette sculpture
s´impose comme un pur chef d´oeuvre. Avec elle, Bourdelle a trouvé son langage
et, dès ce moment, il ne cessera de créer des oeuvres de haute quaiité… (Raymond Cogniat)
De alguna
manera, el Herakles arquero fijó el standard cualitativo y expresivo para toda la
producción posterior del escultor.
Se la ha
llegado a calificar como la pieza-bisagra, que marca el comienzo de "la
modernidad" vanguardista en materia de escultura. Deberíamos discutirlo. Y
en cuanto al estilo, se ha dicho "expresionismo con romanticismo".
Podría ser. Yo diría, quizás, expresionismo romántico post-rodiniano con el
sello clásico-grecista--heroico-arcaizante de Bourdelle. Pero dejemos estas
disquisiciones estilísticas y vayamos a la data más útil.
La
Municipalidad de Buenos Aires adquirió esta
copia en la década de 1930. Existen en total unas diez copias: en Tokio
como ya mencioné, Estados Unidos, Praga, Toulouse, Estocolmo etc. Para algunos autores, es la obra más célebre
de Bourdelle, aunque no le va en zaga el Monumento ecuestre a Alvear.
Sin ánimo de comparar ambas obras, mi impresión es que la existencia de
otros ejemplares del Herakles arquero en colecciones de países
cultural y económicamente centrales, como Francia o los Estados Unidos,
favorece su celebridad y su hipotética primacía, en detrimento de un héroe
periférico cuya estatua se emplaza en un país…también periférico. Aunque, no
está de más señalar, que el Monumento a Alvear es absolutamente único.
La obra
está firmada por el autor. Un detalle digno de observación, antes de pasar a la
figura, son , en el sector del peñón, a la derecha, los tres
"sellos" agrupados que contienen la firma del artista, junto el nombre
de la obra (expresado en signos de los alfabetos latino y griego). Alguno
de esos sellos trae, también, un tema del "ciclo legendario
hercúleo": la batalla contra la Hydra… Allí puedes leer, si
observas atentamente, la palabra Hydra en francés y en griego. Al
parecer, esa imagen en bajorrelieve siempre formó parte del programa
iconográfico del Herakles, aplicada sobre la roca, en diferentes partes
de ella (como se ve en un modelo en yeso fechado, a mi juicio
erróneamente, en 1929), pero no me queda claro el tamaño original del relieve.
También reconocerás el sello-rúbrica con los triángulos que en la línea de su
contorno forman la estrella-pentagrama, un símbolo de connotaciones
esotéricas y mágicas.
El tema de Herakles
abatiendo a la Hydra de Lerna en un pequeño relieve ubicado en el sector de la
roca (Foto OADM 2016)
Bajorrelieve
representando la lucha de Herakles contra la Hydra de Lerna. Este
"tema" formaba parte, ya desde el inicio, del programa iconográfico
del Herakles arquero, como puedes advertirlo en la pieza emplazada en Buenos
Aires. Observá la palabra Hydra en francés y en griego, arriba y abajo. (Fuente
L´Oeuvre d´Antoine Bourdelle, Paris Col.OADM)
La firma de Bourdelle,
compuesta de triángulos cuyo contorno forma una estrella-pentagrama, símbolo
esotérico tradicional. (Foto OADM 2016)
Te invito
a que descubras, tal vez, otros dos enigmáticos sellos, que parecen
inconclusos… (uno por delante, otro por detrás, ambos en la roca).
Foto OADM
2016
Foto OADM
2016
También
puedes apreciar en la cara posterior, bien debajo a la derecha, la firma del fondeur parisino, Alexis Rudier. Un
detalle que suele pasarse por alto pero que explica, adicionalmente, la
excelencia de la pieza y la calidad de su fundición. Los guías de turismo no
deberían omitir esta mención.
La firma del fundidor
A.Rudier de Paris.Un dato que explica, adicionalmente, la excelencia de esta
pieza de bronce. (Foto OADM 2016)
¿Qué vemos cuando miramos el Herakles arquero?
Aspectos iconográficos e iconológicos
Me resulta
particularmente grato el poder compartir con Ustedes una descripción de esta
escultura, que fue una de las primeras que abordé mediante la observación
"en el terreno" y que plasmé en fichas y apuntes personales, cuando
comencé a interesarme por la iconología... hace ya unos treinta años.
Con
bastante sorpresa, comprobé entonces (y vuelvo a comprobar ahora) la cantidad
de detalles y de data implícita que los autores pasaban por alto. Y que se
siguen pasando por alto, pese a que la obra aparece en varios sitios en la web.
Lo que
ocurre es que, como señaló Adolphe Basler, la producción estatuaria de
Bourdelle se resume en une sculpture heroique, nourrie d´érudition… He
aquí, a mi entender, una clave de la frecuente y llamativa indigencia
descriptiva y analítica que encontramos en muchos textos: el problema de la erudición…
Porque Bourdelle no es un bocado masticable para cualquier
mandíbula: hace falta un sustrato de historia y de estética clásicas, de
mitología, de arqueología anticuaria, de arqueografía, de glíptica, de poética
y de unos campos semánticos expresados en griego y en latín, para
alcanzar una completa y nutritiva digestión de sus obras. Sin ese sustrato
puede resultar indigerible.
Yo voy a
revelarte aquí algunas comprobaciones que fui anotando con el tiempo, y que, te
garantizo, que no vas a encontrar en otros textos. La mayoría de ellas
las he madurado durante dos o tres décadas (incluso, algunas las he modificado
con el correr de los años) y se derivan de la simple pero atenta observación,
pero en contraste con ese telón de fondo que proveen las humanidades
grecorromanas, y que está alcance de quien quiera adentrarse en el mundo
clásico por la vía de las lecturas.
Creo, por
supuesto, que cada observador (y cada época) podrá resignificar la escultura
con nuevas comprobaciones. En este sentido, me sumo a Italo Calvino (Por
qué leer los clásicos, 1981) cuando decía que un libro clásico nunca
termina de decir lo que tiene que decir… Lo mismo vale para el arte
clásico.
La observación
muy atenta de la escultura (de ésta o de cualquiera otra) es el primer paso
perceptivo para comprender sus sentidos. Es el primer escalón en la accesibilidad
cognoscitiva de los bienes patrimoniales. Disponemos, todavía, de la
riesgosa ventaja de que no tiene rejas por delante que interfieran las visuales
o te alejen demasiado de la volumetría de la obra. Además, su perímetro libre
facilita el segundo nivel de accesibilidad física, ya que permite
"circunvalarla" peatonalmente (no hay escalinatas ni verjas ni parapetos
ni otras barreras físicas), y observarla de modo "periscópico".
Incluso las personas ciegas, debidamente autorizadas y guiadas, podrían
percibirla mediante el tacto.
Aprovechando
esta situación de perímetro libre, hasta fue "abrazada"
simbólicamente por varios vecinos, hace pocos meses, para reclamar su mayor
protección. ¡Enhorabuena!
Otro
aspecto es la orientación: como su plano frontal tiene rumbo Norte-Nord-Este,
recibe el mayor caudal de luz solar entre la mañana y el final del mediodía,
que es el momento óptimo, si quieres fotografiarla. Su dorso, en cambio, estará
mejor iluminado por la tarde. Debes tener en cuenta que la plaza donde se ubica
está rodeada de árboles, con lo cual el otoño será una mejor estación para
obtener visuales más despejadas. Las fotografías que ilustran este post las obtuve
alrededor de las 14 horas, en el mes de marzo.
Foto OADM
2016
Entonces,
cuando vayas a observarla, ten presente estas circunstancias.
Allora... ¿Qué vemos, una vez
situados frente a la estatua? Vemos, por empezar, una referencia mitológica
clásica-heroica griega, aunque trabajada a la manera persona de Bourdelle (=Romanticismo–expresionista–monumental–arquetípico–
heroico–arcaico).
Se trata
de Herakles (nombre místico griego que le impuso Apolo) o de
Hércules para los latinos, el semidiós de linaje argivo, cuyo atributo
principal era la fuerza, más allá de la medida humana. Y ¿para qué empleó esa
fuerza? Para unas hazañas "hercúleas" (atención a la palabra
derivada de su nombre que funciona como adjetivo en castellano) que se conocen
como los "doce trabajos" que le habrían sido impuestos como vía
expiatoria de un crimen (¿o cómo obediencia amatoria a los caprichos de su
primo Euristeo?) y con los cuales desafió y abatió los poderes de unas bestias
y unos seres preternaturales.
Foto OADM
2016
En la
escultura de Bourdelle que tenemos en Buenos Aires (y lo reitero: es un
privilegio), Herakles / Hércules se ha despojado de los atributos
narrativos e iconográficos convencionales (la barba, la piel del león de Nemea,
el garrote o maza de olivo que él mismo había tallado durante su primera hazaña,
la coraza dorada…) para transformarse,
como dije antes, en una figura arquetípica, una síntesis de lo
heroico-griego-arcaico.
Antes de
seguir, aclaro que tenemos otro Hércules de bronce de Bourdelle, pero
bien diferente en intención, en composición y en modo expresivo: se
trata de la escultura alegórica de La Fuerza que se ubica en el
pedestal del Monumento al Gral.Alvear.
Continúo:
el semidiós griego, aparece representado como "arquero", vale decir
que su arma es el arco y la flecha, dones de Apolo… Aunque no vemos ni la
cuerda del arco ni la flecha (y, de paso, tampoco el carcaj… ni siquiera
los vestidos del héroe). La figura está desnuda, con esa desnudez simbólica del
hombre frente a las potencias olímpicas y abismales.
Al
representarlo como "arquero" seguramente el escultor tuvo en la mente
la quinta hazaña del ciclo canónico de Herakles / Hércules, cuando mató
a flechazos a los pájaros del lago Estinfalo, que asolaban la región y
devoraban los frutos y los cultivos, e incluso podrían ser antropófagos. Para
ello, según la leyenda, debió primero forzarlos a salir de las selvas pantanosas donde se ocultaban,
mediante el ardid de hacer sonar unas castañuelas de bronce: al remontar vuelo
la bandada, el arquero pudo derribarla. La dirección de la mirada y del disparo
imaginario que nos propone Bourdelle es perfectamente consistente con
este episodio, ya que se dirigen hacia arriba, como siguiendo el vuelo de
su moving target.
Herakles a punto de
disparar la flecha, con los ojos fijos en el cielo, como siguiendo el derrotero
de la bandada de pájaros monstruosos, según el relato mitológico: un momento de
dramática tensión, reflejada en la atenta mirada y en la posición de los dedos
de la mano derecha (Foto OADM 2016)
Imaginemos
entonces la secuencia como se me ocurre que debió suceder:
1-Herakles
ya provocó el ruido con las castañuelas;
2-Acecha,
bien afirmado sobre unas rocas, la salida de los pájaros;
3-Éstos
salen de su escondite y remontan vuelo en bandada;
4-Herakles
tensa el arco, lo levanta, les apunta y se apresta a disparar. En este preciso momentum
o kairós se produce la representación plástica de Bourdelle que
tenemos ante nuestros ojos. Es una instantánea en bronce.
Pienso que
es interesante recalcar esto del momentum, porque en
ensayos anteriores que hizo el autor, de la misma pieza, he notado una sutil
diferencia (que no he leído a ningún autor mencionarla). Me refiero a la
posición de los dedos de la mano derecha, es decir, la mano que tensa la cuerda
y sostiene la flecha. En uno de esos modelos previos del mismo año 1909 (por
ejemplo, aquel que el propio Bourdelle denominó "autre attitude
de l¨Herakles Archer" y que lo reproduzco en este post de mi colección
privada de láminas), la mano muestra sus dedos abiertos, como si la
flecha ya hubiera sido lanzada. Y aunque parezca una insignificancia o una
puntualización gestual meramente erudita, yo creo que no lo es ni lo uno ni lo
otro, porque determina un registro psicológico diferente del personaje.
Quiero decir: si la flecha ya fue arrojada, en esa milésima de segundo, en ese
"kalpa" de pensamiento, como dicen los budistas, el arquero ya
habrá iniciado el reposo de su acción. Pero, si la flecha aún no fue
arrojada pero está a punto de serlo (el momentum de la versión
definitiva), el tenso dramatismo y la incertidumbre de ese instante crucial
"imprimirá carácter" a toda la figura y "contagiará" al
espectador.
Foto OADM
2016
Herakles arquero en el
estudio previo que el escultor denominó Autre attitude. Observemos la mano
derecha, cuyos dedos abiertos indican que la flecha ya ha sido disparada. La
versión definitiva, en el momento previo al disparo, aporta a la figura una mayor
tensión dramática que se contagia al espectador. (Fuente Ibíd.)
Hay que
mencionar, también, que el tema de Herakles arquero (explícitamente
disparando a los pájaros del lago Estinfalo), reaparecerá en la producción
de Bourdelle, en 1924, pero bajo la modalidad de un dibujo-estudio
(ejecutado a la mina de plomo) para el Afiche de las Artes Decorativas,
bajo el rótulo de los Juegos Olímpicos de París. También comparto contigo una
imagen en este post.
Herakles arquero,
abatiendo a flechazos a los pájaros del lago Estinfalo, reaparecerá en la
iconografía de Bourdelle con este bello afiche para los Juegos Olímpicos
parisinos. (Lámina colección OADM)
He leído a
los críticos decir que el bronce de Herakles arquero corresponde
a un período "apolíneo" del escultor, que se despoja de "lo
dionisíaco" de sus primeras obras; y que en ella prima la medida de lo armónico. Si lo pongo en palabras
griegas, sería la sophrosyne por oposición a la hybris o exceso
dionisíaco.
Lo cierto
es que, como te dije antes, El Arquero es señalado como un punto de
inflexión en su producción y en su lenguaje. Y en general, al hablar de Bourdelle,
los autores (o los editores quizás) por más distanciados que estén
cronológicamente entre si, suelen ilustrar la biografía con la fotografía
ineludible del Herakles arquero.
Lo estoy
viendo ahora mismo en la obra de Heilmeyer-Benet de 1928, y en la
"entrada" que escribió Raymond Cogniat para el Dictionnaire
de la sculpture moderne en 1960.
Pero
sigamos observando juntos y atentamente la figura. Insisto en que estoy
compartiendo con ustedes mi propia contemplación y la cantidad de referencias
colaterales que me sugiere. Pero recuerden que la experiencia
contemplativa de la obra de arte es, en cierta medida, intransferible y
depende del depositum de los saberes, las lecturas y las
experiencias de cada uno. Más allá de algunos tips con validez
común, cada uno contempla, admira y descubre a su manera. De modo que,
si mis impresiones no coinciden con las tuyas, no hay motivo de alarma.
Digamos
una palabra acerca del arco que eligió el escultor. Es importante saber
que el arco, como arma de guerra o de caza, se corresponde con el ciclo
homérico, o sea que es un arma arcaica. En tiempos posteriores a
Homero, difícilmente se la mencione como arma de guerra; e incluso entre las
legiones romanas jamás fue un arma propia, y quedaba reservada a los
"cuerpos auxiliares", integrados por extranjeros.
Los
griegos disponían de dos clases de arcos diferentes, aunque los escritores
latinos suelen aplicarles a ambos el epíteto de sinuosus a
causa de su forma curvada o sinuosa. Uno de ellos debió ser el famoso arco de
Ulises, en Itaca, muy difícil de tensar. Para ejercitarse en el uso del arco,
los jóvenes griegos disparaban sus flechas sobre un gallo colocado en el fuste
de una columna… vivo.
Pero,
existía un tercer modelo, llamado "arco escita" o
"parto", que algunos autores (Lycophron) lo comparaban
con la silueta de una serpiente y en
algunas representaciones aparece Hércules portándolo. Otros autores compararon
este modelo de arco con alguna letra griega (sigma), y en las versiones
más modernas, se lo asimiló a la letra "C". Éste último parece
ser el arco que eligió Bourdelle para su Herakles.
Ahora
bien, sería imposible reconocer hoy cabalmente ese tipo de arco en la pieza
porteña, por la sencilla razón de que, hace un tiempo, le fue arrancada,
brutalmente, una sección. ¿Cuánto tiempo le llevará a las autoridades
locales para proceder a la debida restauración de la pieza? No parece una tarea
"hercúlea" (valga el término), pero debe hacerse con arreglo a las
buenas prácticas patrimoniales. Y debe hacerse pronto, con la imperativa
perentoriedad de la frase que acuñaron los italianos, en 1902, para recuperar
su "campanille" veneciano: com´era e dov´era…
o sea, como era y donde estaba… Sobran para ello los registros
documentales de la pieza dañada.
Foto OADM
2016
La obra de arte no merece esta especie de compulsivo non finito,
ajeno a la voluntad proyectual (kunstwollen) de su autor; y que,
ridículamente, con cada día de demora en repararla, pone a los vándalos en el
rol triunfal de "coautores" del monumento… Hasta puedo imaginarme su
sorna burlona y jactanciosa, al pasar por delante de su cobarde
"intervención"…
Dejar la escultura sin inmediata reparación establece un pésimo
antecedente para otros casos.
La mirada
del héroe está fijada en su objetivo: es un hombre perfectamente enfocado. Nada
lo distrae. Me recuerda a la "parábola del arquero" del escritor
taoísta Chuang Tzú. Decía más o menos así (y cito de memoria la
traducción de los jesuitas de Taipei): cuando el arquero se concentra en el
blanco / está en posesión de su destreza completa. En la versión inglesa (The need to win), Thomas Merton
tradujo: When an archer is shooting for nothing / He has all his skill… que
viene a significar lo mismo.
Foto OADM
2016
La cabeza
es afilada y ostenta, como peinado, el "tocado griego", una especie
de trenza (aunque no exactamente) que rodea el cráneo. Su cabello es corto, al
contrario de la moda de los ciudadanos áticos, que preferían llevarlo largo,
para diferenciarse de sus esclavos de pelo corto. ¿Por qué optó Bourdelle
por el cabello corto para su Herakles? Es difícil precisarlo. En el caso
del general Alvear incurrirá, deliberadamente, en un similar "desvío"
iconográfico, al representarlo de
uniforme… pero sin sombrero.
Cabeza de Herakles arquero. Estudio previo del autor. (Fuente Ibíd.)
Indudablemente
parece una cabeza arcaica y tal vez el autor pretendió para su Herakles
un look más cercano al Apolo
del templo de Zeus en Olimpia. Pero, sinceramente, no he analizado en
profundidad este aspecto de la obra, que deberán preguntarle, quizás, a mi
apreciada colega Susana Speroni.
En la
frente, se manifiesta aquel recurso expresivo de Bourdelle que alguien
llamó "la contracción de un músculo frontal" y que se describe como:
dos líneas paralelas que recorren verticalmente la frente y que buscan transmitir
las ideas que se suceden (o que se fijan) en la mente del personaje (A.Van
Deurs y M.Renard). En este caso, como te dije antes, a mi juicio, si
todavía no disparó la flecha pero está "en trance" de hacerlo, la
idea fija y dominante será dar en el blanco. Yo puedo percibir esa idea en
su expresión facial, aunque me ayuda, y mucho, para ello, la mano derecha y sus
dedos cerrados. Te propongo este ejercicio: no dejes de mirar ambas partes de
la figura en forma simultánea y luego alternada: el rostro y la mano derecha, over
and over again...
Los
pómulos están bien marcados, y, junto con la acusada nariz y la boca (esa
comisura entreabierta de los labios refuerza la fijación de su idea: como si
hubiera contenido la respiración nasal y sólo permitiera el paso de una mínima
"bocanada" de aire a través, precisamente, de la boca), se
compusieron mediante figuras triangulares.
En cuanto
a los ojos, marcadamente delineados ¿no se asemeja al prósopon, la
"máscara" del actor teatral griego, que los latinos llamaron luego
"persona"?
Foto OADM
2016
La mano
izquierda, cuyo brazo está extendido al máximo, sostiene el arco, y la derecha
tensa la cuerda y empuña la flecha, que se han vuelto invisibles. He aquí un
motivo de asombro: ¿percibimos la presencia de esa cuerda y de esa flecha aún
cuando fueron desmaterializadas e invisibilizadas por el artista? Ciertamente,
no las vemos, pero sí las percibimos. Es otro modo de "ver" las
cosas… Como se lee en Ulises de Joyce: -Cierra los ojos y
mira…- O sea, Joyce
nuevamente: ineluctable modality of
the visible…"La ineluctable escisión del ver", como la llama Didi-Huberman
(Ce que nous voyons, ce qui nous regarde, 1992 ). Otro día y
en otro post, hablaremos de este asunto y de su relación táctil con las
esculturas.
Pero
volviendo a este caso, me parece descubrir un "artificio"
bourdelliano que, como engaño óptico, nos hace "ver" la flecha: el
hueso cigomático del pómulo derecho, casi perpendicular al arco, coincidiría con la posición de la
varilla de la flecha o estaría paralelo a ella. Así, donde vemos la línea recta
del pómulo, creemos ver la flecha que, en condiciones normales, también estaría
perpendicular al arco… Pero, es una conjetura mía, provisoria, de modo que no
le asignes un valor concluyente.
Foto OADM
2016
Sigamos
con Herakles: la manera de "agarrar" (no dispongo de un verbo
mejor) el arco y la flecha, tienen una intensidad propia, un grip como
dicen los ingleses, que me recuerda aquel "estudio de mano" hecho en
bronce en 1909 (se publicó en una planche del fascículo IIº de
L´Oeuvre d ´Antoine Bourdelle, con comentarios y autobiografía del artista
y lo comparto contigo en las imágenes). Una mano que parece capaz de
"asir" fuertemente, pero más todavía de "triturar", como
debió ser la mano de Hércules. Me recuerda aquella escena de la película
Gladiator de Ridley Scott, donde el héroe protagónico (Maximus /
Russell Crowe), que tiene mucho de "hercúleo", conjetura que, con su
mano no podría triturar el cráneo de un adulto, pero quizás, si, el de un
muchacho.
Estudio de mano del año
1909, el mismo año de ejecución del Herakles arquero. Una mano poderosa, capaz
de "asir" y a la vez de "triturar", como debió ser la mano
de Herakles, cargada de la dynamis homérica, o fortaleza física. Fuente
L´Oeuvre d´Antoine Bourdelle, Paris Col.OADM
Debemos
leer en la potencia de esa mano modelada en 1909 alguna autorreferencia? No te
olvides que Bourdelle, criado como montañés y acostumbrado a desbastar
la madera en los años juveniles, tenía su caudal de fuerza física manual. Me
hace acordar (y es pura ocurrencia mía) a Santiano, en nuestro medio artístico,
y su trabajo primerizo como "forzudo" de circo… que tanto le sirvió
luego como escultor. Eran tipos con mucha fuerza física.
Y acá
también, en el caso de Bourdelle y sus recurrencias clásicas, advierto
una fusión con su propio mundo de arquetipos antiguos: acordáte lo que decía Montesquieu
en el capítulo II de Grandeza y decadencia de los romanos, respecto de
que aquellos eran fuertes en grado superlativo. Lo mismo puede predicarse de
los héroes homéricos. No en vano Simone Weil llamó a La Ilíada, "el
poema de la fuerza"…
Y no en
vano, el propio Bourdelle, cuando se refería a sus parientes más
influyentes en su desarrollo como artista, los llamaba quatre dieux… cuatro
dioses… Una denominación arquetípica que transforma su linaje familiar, en
un linaje sobrehumano.
Foto OADM
2016
Sigamos
con nuestra visita: el pie izquierdo (que es casi una "garra"… observá
esos dedos "agarrotados"… más propio de un primate o de un homínido,
que de un ser humano…) se apoya contra un peñón, como si lo empujara. La
postura es de un atletismo olímpico rallano en el "contorsionismo"
(no debería descartarse, en este punto, la influencia de los circos y las
ferias de fenómenos freak, en la Europa de aquella época…), porque el
pie y la rodilla izquierda no se plantan en el suelo, sino que debido a la
altura de la roca donde se elonga y se afirma esa pierna, han quedado en línea y
a la altura ¡del plexo solar!; en tanto la rodilla derecha se dobla sobre otra
roca (en este caso ground zero) para dar el punto de sustento y descarga
gravitacional al cuerpo. El equilibrio debe ser perfecto porque la composición
geométrica de la complicada postura corporal
así lo reclama.
El pie izquierdo de
Herakles, casi una "garra", apoyado firmemente contra el peñón, como
empujando la piedra. (Foto OADM 2016)
Foto OADM
2016
Al
parecer, hubo un modelo vivo identificado, que habría posado para Bourdelle, un sportman conocido
del artista, que habría pedido que su rostro no fuera retratado, y solamente su
cuerpo. Pero no he corroborado esta versión. Es de imaginar la tremenda
incomodidad de la "pose" y la necesidad de descansos del modelo. La
musculatura de la figura es, previsiblemente, desarrollada, elástica y marcada.
Foto OADM
2016
Todo él
está en tensión. Es, ya, uno mismo con el arco, en esa especie de
fusión ontológica que propone como meta la arquería Zen japonesa, o la práctica
marcial del Kung-Fu del templo Shao-Lin, el Wing-Chun del maestro Yip-Man, o el
más moderno Jeet-Kune-Do de Bruce Lee.
La frase maravillosa que Cicerón pone en
boca de Catón, para referirse a un patricio romano, lo refleja
cabalmente: animum intentum tanquam arcum… que yo traduzco como: tenía
su espíritu tenso como un arco… (De Senectute)
Foto OADM
2016
Así
aparece, ante mi mirada, este Herakles arquero cuyo ser-en
el-mundo acontece, cada día, en la
ciudad porteña donde muchos de nosotros también elegimos ser-en el-mundo. No
dejes de acercarte a mirarlo de cerca. Y esperemos que los funcionarios locales
también se acerquen a comprobar su estado y dispongan, prontamente, su
restauración y su mayor protección.
Post data: Una reflexión adicional.
Pensemos
en la calidad de las obras de arte que, en el pasado, adquiría el Estado para
los espacios públicos, en contraste con el presente, cuando el gobierno local
nos obsequia, muy cerca de las esculturas de Bourdelle, con las
chatarras de un escultor chatarrero…o cuando el gobierno nacional suplantó al Cristóbal
Colón de Zochi, por una monstruosa versión de Juana Azurduy…
Es un mal
reiterado en casi todos los municipios, con la destacable excepción de la
Municipalidad de San Isidro, que, con mejor orientado gusto, ha emplazado
recientemente, obras notables de Vivianne Duchini y de "Pájaro"
Gómez.
Foto OADM
2016
Herakles arquero en un
estudio previo del escultor, que él denominó Autre attitude. Aún manteniendo la
composición general de la figura, presenta diferencias de detalles con la obra
definitiva. (Fuente Ibíd.)