La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

domingo, 26 de junio de 2016

MONUMENTO A ESTEBAN ECHEVERRÍA EN LA CAPITAL DE LA REPÚBLICA, OBRA DE TORCUATO TASSO. UN CASO DE APROPIACIÓN SIMBÓLICA EN LA ARGENTINA POST 1955…




Foto MF (2016)


Mi querido amigo Guillermo Gasió me solicita algunos párrafos acerca del monumento al escritor romántico Esteban Echeverría ubicado en la Plazoleta "Juvenilia", en el encuentro de las calles Florida y Marcelo T. de Alvear, frente a la Plaza San Martín y al Plaza Hotel, en la ciudad de Buenos Aires. Complazco su pedido con estos apuntes. Curiosamente, es bien poco lo que había registrado en mi fichero respecto de esta obra artística específica, aunque si de otros trabajos de su autor. Habrá que seguir reuniendo información. Aquí va lo que tengo disponible.


El contexto y la apropiación simbólica

Para el caso del monumento a Esteban Echeverría en la ciudad de Buenos Aires, se dictaron dos normas: la ley 4659, del año 1905, que mandaba levantar una estatua en el Parque Tres de Febrero, en Palermo (allí se inauguró en 1907); y el Decreto-Ley 1376 del año 1958, que, modificando el sitio designado antes, ubicaba, ahora, esa misma estatua "en la Capital". Esta mudanza derivó, sin duda, en una "apropiación" ideológica de la figura de Echeverría, convertido, para finales de los años 50´s, en un símbolo de la libertad frente a la tiranía: ya no se trataba de la "tiranía" de Rosas y los atropellos civiles que el poeta había denunciado en El Matadero, sino del régimen depuesto de Perón, al cual se apostrofaba con  el rótulo de "la segunda tiranía"… No corresponde analizar, aquí, estas cuestiones y mi opinión al respecto es conocida.

Sin perjuicio de ello, para ubicar a la figura de Echeverría en este plano emblemático de la oposición a Rosas y, luego de 1955, como ícono de la denuncia republicana ante un Perón ya desalojado del poder, conviene releer las palabras de José Cantarell Dart, que pronunció el 17 de junio de 1938 en el Instituto de Conferencias de La Prensa, aunque sin saber que dos décadas más tarde los golpistas harían una apropiación simbólica de la figura echeverriana. La "Insurrección del Sur" y el poema "Avellaneda", anticipaban en aquel Echeverría antirrosista, al Echeverría re-semantizado como antiperonista…

Como dijo Cantarell Dart, en Echeverría, el pensamiento filosófico-político siempre se produce a la luz de los reflejos líricos. Sus palabras, así envueltas en ropajes poéticos, son una superación del sentimentalismo quejoso y se vuelven resistencia pero con voluntad platónica y reconciliadora: un dogma socialista sin favorecidos ni desheredados…Cuán lejos estaban los golpistas de 1955 de semejante programa de igualdad social…Paradójicamente, el Dogma Socialista de Echeverría estaba más cerca del ideal de igualdad justicialista, que de la indiferencia que profesó, respecto de las masas trabajadoras, la autoproclamada "Revolución Libertadora". Pero, no descartemos que la palabra "socialista" del título también haya ejercido su temprano encantamiento en los oídos de, precisamente, los socialistas enemigos de Perón y que terminaron, a la postre, aliados con los golpistas liberales y católicos.


La escultura: aspectos iconológicos

Pero, para evitar dispersarnos en polémicas políticas, observemos y describamos la escultura en cuestión: una estatua de escala más que humana, ejecutada en bronce oscuro, que representa a Echeverría de pie, se apoya sobre un sencillo pedestal de perfiles ortogonales, revestido con placas de granito pulido. En las cuatro caras del plinto se han cincelado leyendas epigráficas tomadas de textos echeverrianos y que aluden a las libertades civiles avasalladas por la tiranía.

¿Qué gesto caracteriza aquí al personaje? Meditativo, parece dar un paso, en acción de caminante. Su mano izquierda sostiene un libro, en tanto, la mano derecha, sostiene el extremo del capote y se apoya sobre el corazón. El rostro representa a un Echeverría joven, con los rasgos que reconocemos en  su iconografía de época, en especial la patilla y barba "a lo unitario". ¿Es el hombre a quien, por propia confesión, las lecturas parisinas de Schiller, Goethe y Byron le revelaron un mundo nuevo?. Aunque no desdeñó entonces ni a Pascal, ni a Bossuet ni a Bocaccio. El libro que sostiene en la mano izquierda podría corresponderse con alguna obra de cualquiera de aquellos autores.

O más bien ésa actitud pensativa y ensimismada, de un hombre que camina con el pensamiento puesto fuera del sendero, como parece haberlo retratado Tasso, ¿será el hombre que, vuelto a su patria, halló, según él mismo, sus esperanzas burladas y cayó en una profunda melancolía?

O, ¿quizás, el exiliado que admitió haberse encerrado en si mismo, y que en El Ángel caído, hasta renuncia a ver escrito su nombre en una lápida?


El emplazamiento posterior: mi hipótesis del por qué...

En cuanto a su emplazamiento definitivo ¿por qué allí? A falta de una constancia explícita (al menos que yo conozca) podría arriesgar una hipótesis, aunque por demás personal y provisoria: un monumento que, desde su apropiación epocal, provoca un juego simbólico y epigráfico dominante, con la idea de la "libertad civil" (como oppositum dialéctico necesario de la esclavitud civil, vale decir, del sojuzgamiento de los ciudadanos al arbitrio de un supuesto tirano= antes Rosas= ahora Perón…), bien puede haber sido intencionalmente ubicado en el sector de la ciudad donde se levantaba el tablado para la subasta de esclavos, en tiempos coloniales…Pero en fin, no lo tomes al pie de la letra, porque, insisto, es un una conjetura topográfica muy personal.


El autor de la escultura

El autor de la escultura fue Torcuato Tasso (Tasso i Nadal), un artista catalán (¡atención! la pequeña placa colocada por la Municipalidad indica su nacionalidad como "español"…Hum… no la hará mucha gracia a un catalán…) nacido en 1853 (o 1856 según otros) y que llegó a la Argentina hacia 1899. En rigor, tras su paso por academias en Madrid y en Barcelona, y luego de una beca en Roma, había sido invitado a trabajar en una pieza en Montevideo. No era por entonces un desconocido. Y como señaló la revista "Camuatí" (Año 11, nº118, enero de 1941): allí resolvió venir a Buenos Aires por unos días pero se quedó cincuenta años, como él siempre decía.

Por su parte, una nota aparecida en el suplemento de "La Nación" de noviembre de 1902, ponderaba su talento, aunque lo juzgaba atado "a la funesta presión de los que pagan", y, por lo mismo, incapaz, de momento, de dar un salto evolutivo, desde los convencionalismos academicistas, a la vanguardia. Su conformismo con el resultado "bonito" de sus obras redundaba, a juicio del articulista, en un "afeminamiento" más propio de piezas de orfebrería que de obras monumentales…

Más allá de la crítica, Tasso fue un artista bastante convocado a la hora de producir una estatuaria conmemorativa de próceres argentinos. Algunos ejemplos son, además de este Echeverría (que ya era una obra formalmente anacrónica para la época de su definitivo emplazamiento, aunque coincide su hechura con el momento de éxito inicial de Tasso, a comienzos del siglo XX): Monumento a la batalla de Salta en el Campo de la Cruz (Salta); Monumento a Juan José Paso (Buenos Aires, 1910);  estatuas de Ameghino, Sarmiento , Mitre y Luis Huergo (esta última en la antigua Facultad de Ciencias Exactas de la Manzana de las Luces); cabezas de Bunge y Gutierrez; monumento al General Soler en el cementerio de la Recoleta; busto de Monner Sans en la Chacarita; Monumento al Sol de Mayo (San Andrés de Giles); Monumento a Pellegrini (Chivilcoy); busto de Cervantes en el Club Español de la Capital etcétera. Entre 1901-1902 trabajaba en un proyecto de monumento a Fray Cayetano Rodriguez.

Es interesante su trabajo de diseño como proyectista de los pedestales de sus estatuas, que resultaban fuertemente arquitectónicos y ornamentados. Incluso, en algún caso (la réplica del San Martín ecuestre de Daumas en la ciudad de Santa Fe, 1902-1903), fue el autor del notable y macizo pedestal de granito para una escultura ajena. Lo publicó La Ilustración Artística en su número 1101 del año 1903. También ejecutó un pedestal para la misma réplica, pero destinada a Corrientes (1904)

De la obra europea de Tasso se destaca el San Isidoro de Sevilla, sedente, (fue tapa de La Ilustración Ibérica de Barcelona, del 4 de junio de 1892, que tengo a la vista); Santa Isabel de Hungría (publicado en La Ilustración Artística nº 985 de 1900); también el Cardenal Cisneros y el jurisconsulto Papiniano. Más tempranamente, el monumento al pintor Antoní Viladomat.

Quizá su primer trabajo en Buenos Aires (aunque no tengo certeza) haya sido la placa sepulcral encargada por la Asociación Patriótica Española para la tumba de Emilio Castelar, que data de 1899 (también fue publicada, y la tengo aquí a la vista, por La Ilustración Artística,  en su número 929 del año 1899). Luego vino el muy ponderado Retrato de una dama argentina (La Ilustración Artística, junio 1900), que bien pudo ser prosopopeya de la mismísima República. También es de la primera época porteña el citado proyecto de monumento a Fray Cayetano Rodriguez. **

El proyecto para el Monumento a la batalla de Salta para el Campo de la Cruz (enorme: de 22 metros de altura y algo más de ancho en su base) también motivó una nota laudatoria en La Ilustración Artística, nº 1007 del año 1901, donde se señalaba que Tasso estaba obteniendo en Buenos Aires grandes triunfos, pudiendo decirse de él que es de los artistas extranjeros que más aceptación han tenido en la capital argentina (p.262).

Murió en 1935 y al año siguiente se realizó una exposición póstuma. Entre sus discípulos corresponde mencionar a Lagos, Oliva Navarro, Roselli, Rocha, Sibellino y a su propio hijo Bartolomé (que, no sé a título de qué, heredó la cátedra que su padre dejó vacante en la Universidad de Buenos Aires...).


Epílogo: reaparece Echeverría

Es interesante mencionar, también, el óleo de Dino Piazza "El sillón vacío" (1 m. x o,80 m.) que reproduce el atelier de Tasso, tal cual habría quedado al momento de su muerte. Entre los modelos que allí se observan , hay una cabeza de Esteban Echeverría que corresponde a la escultura que, por aquella época, se ubicaba todavía en Palermo.


**Una breve pero interesante referencia a las obras de Tasso en el interior del país la puedes leer en Rodrigo Gutierrez Viñuales, Escultores españoles en las conmemoraciones argentinas, en AA.VV, "El reencuentro entre España y Argentina en 1910". Cedodal, 2007, p.96.



Foto MF (2016)





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