La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

martes, 31 de octubre de 2017

EL EDITOR DE NUESTRO BLOG DISERTÓ ACERCA DE LOS ÁRBOLES HISTÓRICOS ARGENTINOS EN LOMAS DE ZAMORA


Foto Gustavo Tombesi

Por PerséfonedelPlata
Para http://viajealasestatuas.blogspot.com.ar
Noviembre de 2017

¡Qué tema convocante y "green like", sin distinción de edad, ni de sexo, ni de credo religioso, ni de simpatías partidarias, ni de preferencias futbolísticas, ni de tribu social!: los árboles históricos de la Argentina.

Acerca de ellos habló el editor de nuestro blog el pasado martes 17 de octubre en la sede del posgrado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, situada en la bella casona academicista de Acevedo esquina Portela. De este modo, el Dr. De Masi respondió a una gentil invitación del Museo Americanista lomense, cursada por el arquitecto Luis Letizia, quien presentó al orador.

Un público reducido pero muy atento, en un salón de escala amigable, siguió la pormenorizada exposición de nuestro editor, quien ya en el año 2012 publicó un breve ensayo sobre este tema, auspiciado por el INTA y la Comisión Nacional de Monumentos. De Masi es, actualmente, el mayor experto en cuanto a la historia y formación del sistema monumental argentino (asignatura que dictó en la ENaM y en la UNLa y que sigue dictando en el CUDES), del cual los árboles históricos son un sub-sistema con muy escasas declaratorias.


Foto Gustavo Tombesi

Explicó que, en la praxis actual de la Comisión de Monumentos, se trata de poner la mirada no tanto en el ejemplar arbóreo aislado, sino en conjuntos forestales que, o bien configuren "jardines" o "parques" históricos en si mismos, o conformen el entorno o la amortiguación de los monumentos edificados. En este último aspecto, recordó la visión pionera de Carlos Thays, de Benito Carrasco, de Orlando Williams, de Enrique Udaondo y de Ricardo Levene.




La Fiesta del Árbol, Banfield, 1915.

El disertante ilustró su charla con abundantes imágenes de época provenientes de su archivo particular. Y sorprendió a todos, al final, con un caso bien singular: cuando allá por el año 1980, la comunidad de Lomas de Zamora decidió salvar un ombú dos veces centenario situado en la antigua "posta de Santa Rosa", en Molina Arrotea y Frías, para trasplantarlo en el Parque Municipal. ¡Cuántos "troperos" habrán descansado a su sombra, desde tiempos coloniales!





Si bien esta cronista no pudo asistir a la charla, ha obtenido comentarios muy entusiastas… Y todo indica que se repetirá la clase a comienzos del año próximo, pero en Buenos Aires. Más allá de la versación indiscutible de De Masi, el tema del arbolado en si mismo es irresistible y debería ocupar mejores renglones en las agendas municipales, como un capítulo principal del paisaje urbano y su calidad ambiental.


Foto Gustavo Tombesi





sábado, 21 de octubre de 2017

500 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE. NUESTRO HOMENAJE, DE NORTE A SUR: EL TEMPLO DE LA CONGREGACIÓN EVANGÉLICA ALEMANA EN MARTÍNEZ Y EL TEMPLO EVANGÉLICO LUTERANO DE BANFIELD.




Por Oscar Andrés De Masi
Para http://viajealasestatuas.blogspot.com.ar
Octubre de 2017

La circunstancia de cumplirse este año el 500º aniversario de la Reforma Protestante, brinda el marco de oportunidad para ofrecer al público este tema vinculado a la diversidad religiosa y a la identidad de las colectividades en la Argentina y, en particular, en los partidos de San Isidro y de Lomas de Zamora. Por otra parte, la Congregación Evangélica Alemana de Buenos Aires - CEABA (una comunidad centrada en la predicación de la Palabra bíblica y en su vivencia cotidiana) acredita un importante arraigo en nuestro país, custodiando bienes de alto valor patrimonial como su templo principal (proyecto del arquitecto Eduardo Taylor) o la capilla de su cementerio histórico (proyecto del arquitecto Juan Kronfuss), ambos en la ciudad de Buenos Aires.


EL TEMPLO DE MARTÍNEZ

Me he ocupado de este interesante edificio en un trabajo presentado este año en la Jornada del Pago de la Costa, para el cual he obtenido bastante información de un trabajo anterior de la señora Helga Harteneck.  Mientras preparo una versión ampliada y definitiva, les ofrezco esta síntesis que será de interés, especialmente para los guías y las guías de San Isidro.

El templo de la Congregación situado en Martínez es un ejemplo de la sobriedad que caracteriza a la liturgia reformada y a las costumbres tradicionales de la colectividad alemana. Además, el edificio, pese a situarse desde 1953 en una zona consolidada y sumamente accesible de la localidad de Martínez, ha pasado inadvertido para numerosos cronistas, vecinos y visitantes.




La creciente instalación de familias evangélicas de habla alemana  en la zona norte del Gran Buenos Aires, en la década de 1930, motivó una reflexión congregacional acerca del mejor modo de atención pastoral de aquella comunidad, en el marco de un proceso de descentralización del núcleo porteño, en favor de los residentes en diversos puntos de los alrededores de la Capital.

En el caso de Martínez, la instalación se verificó en una zona conocida como barrio "Parque Alvear", cuyo origen se vincula a una donación de terrenos de María Unzué de Alvear, para los proyectos de viviendas obreras (de altísima calidad) encarados por la Unión Popular Católica Argentina. 


El  edificio para un templo 

La encomienda del proyecto recayó en un miembro directivo de la Congregación, el arquitecto e ingeniero Wilhelm Lohrmann, quien, en 1947, había construido la iglesia de Villa Ballester. De Lohrmann existen otras obras (del tipo viviendas) en la zona.
El costo de la obra se fijó en $ 600.000.- y su programa de necesidades contemplaba una capilla, un salón parroquial y una vivienda. Las tareas constructivas fueron confiadas a la empresa de Alfredo Kirsch, bajo la supervisión de un directivo de la Congregación, el ingeniero Jacobo Baumann.




Los trabajos preliminares comenzaron el 1.º de abril de 1951, pero la colocación de la piedra fundamental debió demorarse, desde el 27 de julio hasta el día 24 de agosto, con motivo del fallecimiento de Eva Perón. Las obras duraron casi dos años y concluyeron en setiembre de 1953. Según consigna Helga Harteneck, el arquitecto Lohrmann, acompañó la entrega de la obra con una prieta pero significativa síntesis de su intención como proyectista y como miembro de la comunidad: "-Yo lo hice por idealismo y por la gloria de Dios-" .


La ceremonia inaugural 

Mientras no tuvo templo propio y desde 1935, la Congregación celebró sus servicios en la Iglesia Metodista de la calle Tres Sargentos nº 1928, en Martínez. El último culto se realizó el 13 de setiembre de 1953, en horas de la tarde. Fue, presumiblemente, una jornada no exenta de emoción: aquel templo metodista había prestado fraternamente su espacio para celebraciones alemanas mensuales, que no se interrumpieron ni siquiera con motivo de la Segunda Guerra Mundial. 

La ceremonia de inauguración del nuevo templo se realizó un mes después de la entrega de la obra finalizada,  el día 18 de octubre de 1953, en coincidencia con el 110º aniversario de la Congregación en Buenos Aires (con su celebración central en el templo de la calle Esmeralda) y la realización de la Asamblea Sinodal.  

La ceremonia en Martínez comenzó a las 16 hs, en presencia de Propst Marczynski y predicó el pastor Hans Jürgen Ostrowski, a partir del texto de la carta de San Pablo a los Efesios, 6, 10-17, de marcada alegoría de milicia espiritual.

Si bien las dimensiones de la capilla eran reducidas, una característica permitía su acomodamiento al mayor número de personas, ya que los cultos fueron enseguida en aumento:  el eje del templo y el eje del salón parroquial se prolongaban hacia el exterior formando un ángulo recto. De este modo, y abriendo su ancho portón, el salón parroquial se integraba espacialmente a las ceremonias más concurridas. La acústica del templo, por su parte, era muy ponderada.

En junio de 1966 fue inaugurado el órgano Walcker de 500 tubos, que había costado DM 37.000.-, obtenidos por colecta. Se satisfacía de este modo un anhelo, que permitió dotar a los cultos de mayor prestancia musical, al reemplazar al viejo armonio.


El espacio cultual protestante y la iglesia de Martínez

En el lenguaje común, suele estimarse al espacio de la Reforma protestante como "despojado" y, aunque provisoria, la palabra es adecuada en términos generales. No obstante, conlleva un registro relativo, que deriva de la comparación inevitable con el modo de organizar y adornar  el interior de los templos católicos romanos: ¿despojado de qué? ¿despojado con relación a qué?
    
Sin duda, ese vaciamiento se refiere a la notoria ausencia de una imaginería (ángeles, patriarcas, apóstoles, profetas, santos y santas etcétera) y unos componentes artísticos (retablos, relicarios, sagrarios, doseletes y otras piezas del mobiliario al servicio de la liturgia) o funcionales (confesionarios, cancelas, comulgatorios), tan presentes en los templos católicos romanos y, muy especialmente, en el momento estético manierista y barroco que coincide con la llamada "Contrarreforma". No en vano, la palabra "barroquismo" vino a ser sinónimo de exceso, sobrecarga y amaneramiento. 


Características arquitectónicas del templo de Martínez




Se trata de una capilla de medianas dimensiones, que, aún evidenciando su carácter de edificio ofrecido al culto (la bella cruz de hierro forjado en que remata el tejadillo de la torre lo enuncia claramente), no se despoja de cierta amigable escala doméstica dominante en aquel barrio . Su implantación en los fondos del lote, precedida de un pequeño jardín arbolado, resalta su carácter pintoresco.

El templo es de nave única y su lenguaje expresivo podría definirse como de referencias  neorrománicas, sumamente simplificado, y con señales de vanguardia. Ciertamente, el neorrománico vernáculo tuvo su "momento" entre nosotros, como sucedáneo del decadente neogótico. Las preferencias estéticas del cardenal Copello, sumado a los menores costos que la fábrica neorrománica insumiría, en relación con las muy onerosas (y casi siempre "afrancesadas") iglesias neogóticas, contribuyen a explicar esta suplantación de estilos en el ámbito católico romano. La cuestión de los menores costos y la identificación del estilo ojival en la Argentina, desde comienzos del siglo XX, con la estética católica francesa, podrían ser factores explicativos de la elección del estilo románico para una comunidad que afirmaba tanto su carácter cristiano reformado como su identidad alemana.  Si en algún momento el lenguaje gótico resumido en la catedral de Colonia pudo ser considerado un símbolo, tanto del espíritu nacional germánico, como del espíritu del arte gótico, sin duda aquellos tiempos habían pasado y dudosamente extendieran su efecto más allá de Alemania a estas regiones de Sudamérica. Además, el modelo monumental de Colonia no era apto para ser replicado en iglesias congregacionales pequeñas.

El elemento dominante y ordenador de la austera fachada delineada como frontón (Giebel), con sus superficies revocadas, es la torre de tipo "campanile" (Glockenthurm) medieval, ubicada en el eje central de la fachada y elevada por encima del ápice. Ni muy alta, ni muy baja. La adición del campanile al cuerpo edilicio de la iglesia es un rasgo del progreso arquitectónico del templo románico, respecto de la primitiva "basílica" cristianizada. 




Un sencillo "porche" se adelanta desde el plano del muro de la fachada, harto simplificado: sin escalinata (apenas un escalón bajo) ni tímpano, ni "ojo de buey" (oculus) en el centro del frontón, ni columnas o semicolumnas, ni arquerías, ni molduras, ni arcaturas, ni demás elementos característicos del "portal" románico . Este porche se ubica debajo de un cobertizo de tejas que se apoya, a su vez,  en muros revestidos de piedra tipo Mar del Plata. El arco rebajado y sus graciosas dovelas de piedra acompañan la silueta del portón de doble hoja, de madera, trabajado con tablones oblicuos del tipo "ramas de helecho" (aunque invertidas en este caso). El zócalo (Sockel) también emplea la piedra Mar del Plata. El empleo desprejuiciado de la piedra Mar del Plata ha de leerse como un guiño constructivo epocal, de fuerte instalación en el imaginario habitacional de las clases media y trabajadora.

A ambos lados de la torre y del pórtico, en una perfecta simetría axial delineada por los aleros  en los contornos del edificio (Profil) se reparten cuatro ventanas (dos a cada flanco, una por encima de la otra) conformadas por arcos de medio punto y alféizares de piedra laja. 

El tramo inferior de la torre también presenta dos ventanas encimadas, pero de silueta rectangular y, en el tramo superior, dos ventanas de medio punto geminadas y unidas mediante un balcón que se apoya en tres ménsulas. 

La previsible desornamentación exterior es otro dato, solamente atenuado por la presencia de aparejos alternos, mayores y menores, a modo de sillería, en los aristones. Ello crea, inevitablemente, un cierto efecto decorativo geométrico en el contorno de la fachada.

El interior presenta análogas simplificaciones. Las baldosas del piso son de tipo mosaico granítico, y configuran un detalle epocal. 

Una escalerilla a la izquierda del vestíbulo conduce al sector del coro alto, donde se instaló el órgano. Pero, llama la atención, a la izquierda del altar, otro coro alto, guarecido con un parapeto, a modo de "matronera"  o "palco". Esta duplicación de los locales destinados al acompañamiento coral y musical de los servicios religiosos induce a ponderar la importancia de este componente  cantado en el culto congregacional; seguramente una tradición preservada desde el origen migrante de esta comunidad. La existencia de viejos himnarios escritos en lengua alemana y conservados en la Congregación, ratifica esta observación identitaria.

El sector del presbiterio (Presbyterium) es de reducidas dimensiones y se equipa únicamente con la mesa del altar y el atril con su Biblia y, aun costado, la pila bautismal. De este modo, se patentiza la íntima conexión entre la Escritura y los Sacramentos (principalmente el Bautismo y la Eucaristía) tanto en la vida litúrgica de la comunidad como en la fe personal de cada miembro de la Congregación.

A simple vista puede extrañar que el ábside no adopte la forma semicircular, pero no ha de olvidarse que existen numerosos ejemplos de pequeñas iglesias románicas cuyo ábside es cuadrado. Además, en este caso, carece de ventanas, como conviene a los ábsides del primer período románico.




Si comparamos este edificio con el templo de Villa Ballester, del mismo proyectista y época cercana, advertiremos la unidad de estilo, aunque aquel ostenta un aspecto más rural-medieval. Ambas fachadas son del tipo "frontón". Pero algunos detalles las diferencian. Por ejemplo, el ventanaje de la fachada de Villa Ballester ofrece una mayor elaboración en la recreación del tipo románico, calando tres aberturas en el frontón, por encima de la portada, al modo de un seudo triforio, volcado al exterior. La pequeña torre de esta capilla, elevada sobre el ápice de la cubierta, remata en un chapitel. Tanto éste elemento, como las molduras del frente, se alejan de las referencias medievales, y remiten a formalismos neoclásicos. Otro detalle diferenciador de ambas fachadas es el recurso, en Villa Ballester, a la textura de ladrillos vista, sin revoques. Pero, en los dos casos, el porche y su tejadillo presentan marcadas similitudes. También ofrecen similitudes los interiores de ambos templos.





EL TEMPLO EVANGÉLICO LUTERANO DE BANFIELD

Dedicado a San Lucas, el templo de Banfield se ubica en Medrano 253, en el lado este de la localidad. No lo he estudiado con el mismo detalle que el templo de Martínez, pero estoy en condiciones de ofrecerles algunos datos de interés. Lo incluimos en un "mapa preliminar" de la diversidad religiosa en el partido de Lomas de Zamora que comenzamos a confeccionar junto a Alberto de Paula, allá por mediados de los años 80. Ahora que reviso aquel borrador, me vuelvo a sorprender ante la cantidad de templos de rito no católico que existen en el distrito (más allá de los ya célebres templos británicos: anglicano, presbiteriano y metodista, recientemente declarados bienes de interés histórico y artístico nacional), lo cual revela la riqueza y variedad de sus colectividades.


Foto Thelema (2017)

Su origen coincide con la época de creciente instalación de familias alemanas en Martínez y a las políticas de descentralización congregacional, como antes dijimos. En el caso de Banfield, según el relato tradicional, pudo haber obrado el azar…

En febrero de 1932, el pastor Jauck, venido de la parroquia de Belgrano, visitó Banfield con intención de hacerse reparar los zapatos por un zapatero yugoeslavo. Este le habría puesto de manifiesto la carencia de atención pastoral de las familias luteranas de la zona. Quizá Jauck ya tendría data previa y de ahí su visita (porque, en rigor, venir desde Belgrano hasta Banfield para hacerse reparar los zapatos… no suena demasiado práctico… ¿no había buenos zapateros en Belgrano y alrededores?) y quizá el feligrés yugoeslavo ya lo había entrevistado en Belgrano antes. Pero son conjeturas mías.

Lo cierto es que, a partir de aquella visita veraniega, el pastor Jauck comenzó a reunirse en casas particulares de la zona, a las cuales concurrían, además, familias de Lanús. En la primera reunión se designó al vicario Knotte y se resolvió alquilar una casa para las actividades del culto. Los primeros sueldos iban a ser solventados por el departamento misional de la Iglesia Evangélica Luterana Argentina. En abril del mismo año se abrió una escuela dominical en la calle Gallo. Luego de un par de mudanzas, la comunidad se instaló en la calle Medrano.

La primera comisión directiva fue presidida por Juan Becker, a quien secundaban J.Prokop, Knotte, F.Walter, F.Triessler y W.Klein.

Concluidas las funciones de Knotte, la vicaría fue asumida por S.Haller. En 1935, Federico Schwartz fue designado presidente, cargo que ocupó durante 25 años.

Es interesante destacar que al pastor Jauck lo sucedieron, al frente de la escuela dominical, un norteamericano (Muller) y un canadiense (Schmidt). Pero, pese a su ascendencia alemana, tuvieron diferencias con sus colegas europeos venidos de las riberas del Volga. De aquel origen fue, por ejemplo, el pastor Jorge Horn, reemplazante de Schmidt. Fue Horn, sin duda, el principal impulsor de la construcción del templo de la calle Medrano y es versión que, durante la semana, él mismo colaboraba en la obra. Horn (que concluyó su mandato en 1969) fue un activo dirigente evangélico y llegó a presidir la Iglesia Evangélica Luterana Argentina. Lo secundó eficazmente su esposa Teresa.

La inauguración se verificó el 28 de octubre de 1951(poco antes de la iglesia de Martínez) con un servicio en alemán a cargo del pastor Samuel Beckmann y, simultáneamente, en español, a cargo del pastor Ambrosio Muñiz.

Otro pastor muy recordado por sus dotes de predicador fue Hugo Fritzler, quien estuvo al frente de la comunidad entre 1972 y 1990.


Características del edificio



Como ocurre con las iglesias evangélicas y según los antecedentes de "despojamiento" que antes expliqué, la iglesia luterana situada en Banfield es un edificio sencillo, de escala acotada, aunque no carece de encanto pintoresco. A diferencia de Martínez o de Villa Ballester, que son edificios neorrománicos, en este caso se echó mano al lenguaje expresivo "neogótico", sumamente resumido. Pero en los tres casos, la alusión "historicista" a una impronta medieval traída al presente es clara y manifiesta.

Con su frente orientado hacia el norte, el rasgo plástico más destacable es su torre campanario, que aparece como un volumen almenado, saliente y adosado al lado derecho de la fachada del tipo frontón. En la porción central de la fachada, aparece un gran ventanal ojival, que bien puede hacer referencia formal a las "tracerías" góticas, aunque, como reitero, bien simplificado. Todas las ventanas, de la fachada y de la torre, son ojivales. 

Una sencilla y elegante cruz de hierro corona el ápice del frontis.




En cuanto al acceso al interior, se verifica lateralmente, por el flanco izquierdo de la torre-campanario.




Sin duda que este edificio tiene una marcada identidad y aporta al barrio un toque pintoresco y una alusión medievalista. Se yergue como un hito simpático de la diversidad religiosa en la zona y de la diversidad consecuente de su patrimonio material. No pierdo la esperanza de, un día, visitarlo por dentro y contarles lo que allí descubra. 






sábado, 14 de octubre de 2017

ACTO DE ANUNCIO OFICIAL DE LA RESTAURACIÓN DE LAS CAPILLAS DE LOS CEMENTERIOS ALEMÁN Y BRITÁNICO

Por Oscar Andrés De Masi
Para Viaje a las estatuas
Octubre 2017






Fue una tarde memorable.

No hubo la lluvia tan temida, y, en cambio, un cielo algo plomizo y la ventisca fresca que mecía las ramas de los árboles, le puso a la ceremonia la cuota de melancolía funeraria consistente con los dos sitios de singular belleza. Mejor dicho, a "las" ceremonias, porque fueron dos ceremonias, en dos locaciones hermanadas por el asunto, para un mismo acto.

En lo personal, fue, para mi, un avance significativo en un trámite que vengo gestionando ante el PEN, con manda conjunta de ambos Cementerios (un hecho, de suyo inusual y, a la vez, alentador), desde hace ya varios años… Nada menos que la restauración y puesta en valor de ambas capillas (monumentos históricos nacionales declarados durante la gestión que compartimos junto a Alberto S. J. de Paula y a Juan Martín Repetto en la Comisión Nacional de Monumentos). Una inversión de fondos del presupuesto nacional cercana a los $9 millones.

El miércoles 27 de setiembre a las 17 hs. y observando una puntualidad tan británica como germánica, comenzó el acto oficial de anuncio de la restauración de las capillas de los cementerios Alemán y Británico de Buenos Aires. A pedido de ambas corporaciones, asumí con agrado el rol de "maestro de ceremonias".








Ya en el portal del Cementerio Alemán, junto a Peter Becker (vicepresidente de la Congregación Evangélica Alemana de Buenos Aires CEABA), recibimos al ministro del Interior de la Nación, Lic. Rogelio Frigerio, quien presidió el acto. Minutos antes habían llegado los embajadores de Alemania (Jürgen Mertens), de Gran Bretaña (Mark Kent) y de Austria (Christoph Meran). También se hallaban presentes: Guillermo Bindon, chairman de ABCC; Jens Fitzerbusch de la Sociedad Alemana de Beneficencia; el subsecretario de Culto de la Nación, Emb. Alfredo Abriani; el pastor Everardo Stephan, presidente de la Congregación Evangélica Alemana de Buenos Aires (CEABA); el director del Cementerio Británico Andrew Gibson; el Ing. Octavio Frigerio; commander Charles Yatman de la American Legion; el editor de la Revista Habitat, contador Eduardo Leguizamón; la directora del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro, Arq. Marcela Fugardo; el ex presidente de la CEABA Ing. Bernardo Ostrowski; el ex director del Cementerio Británico Eduardo Kesting; el Director Nacional de Arquitectura Arq. Emiliano Michelena; el Coordinador de Culto y Patrimonio de la DNA Arq. Guillermo Frontera; los arquitectos Julio Cacciatore, Rubén Otero (autor de la propuesta de intervención en las capillas) y Pablo Willemsen; los historiadores Ignacio Bracht y Giovanni Mesa; el museólogo Eduardo López; el arqueólogo Marcelo Weissel; la museóloga María Elena Tuma del cementerio de la Chacarita; el restaurador Miguel Crespo; el Presidente y la Directora de Enfermería del Hospital Británico, y numerosos invitados e invitadas.









Tres ritos cristianos estuvieron allí representados: el rito evangélico (Pastora Karin Krug), el rito anglicano (Rev. Michael Wilkie) y el rito católico romano (Pbro. Raúl Laurencena).






Me tocó dar apertura al acto, señalando su sentido ecuménico e identitario, tratándose de dos monumentos nacionales que expresan la diversidad religiosa argentina y que se vinculan a dos comunidades de fuerte arraigo en nuestro país.

A continuación, y para poner la ceremonia en su registro espiritual, la Pastora Karin Krug de la CEABA elevó una plegaria ecuménica, acompañada por el Rev. Michael Wilkie de la Iglesia Anglicana y por el Pbro. Raúl Laurencena, párroco de Nuestra Señora de La Piedad. Fue muy conmovedora la "interpelación" que la pastora hizo a los monumentos funerarios del cementerio, tomando la idea fuerza "Si estas piedras hablaran…". También fue muy oportuna la mención a los 500 años de la Reforma Protestante (un acontecimiento que merece toda la estima de nuestro blog, por su imbricación en la Modernidad, sus alcances en cuanto a la libertad de conciencia y acceso a la fuente bíblica, y su impacto en la lengua alemana).






Seguidamente hizo uso de la palabra el ministro Rogelio Frigerio quien efectuó el anuncio oficial del llamado a licitación de las obras de restauración y puesta en valor de ambos monumentos. Pero no incurrió en un discurso neutro y estereotipado: muy por el contrario, enfatizó el valor de la diversidad religiosa implicada en el proyecto y vinculó a su propia familia con esos componentes de inmigración plural que construyeron la Nación.





Luego, la soprano Karin Tornhauer y la organista Cristina Deanna, de la CEABA, ejecutaron el aria Vedró con mío dilecto de Antonio Vivaldi. La composición pertenece a la opera Il Giustino, estrenada en Roma en 1724, y nos habla de un amor inextinguible, que va unido al dolor de la pérdida… Un tema elegido muy a propósito del sitio de memoria en que se ejecutó. Fueron momentos de profunda elevación estética, en medio de un paisaje de inefable belleza. Uno deseaba, entonces, que ese instante no tuviera fin. Hasta los pájaros respondieron a la voz de la soprano y al teclado. Los fuertes aplausos pusieron de manifiesto el agrado de la audiencia.






Una mención de reconocimiento por su trabajo en la preparación del acto mereció el personal del Cementerio Alemán, y muy especialmente Mariana Fourquet y Matías Storni. También, recordamos la intervención en los inicios de estas gestiones en favor de ambos monumentos de quienes se desempeñaban al frente de ambas asociaciones: Bernardo Ostrowski y Eduardo Kesting; y honramos la memoria de Eduardo Kesting (senior) fallecido hace pocos años.




En este punto, invitamos a los presentes a desplazarse en caminata procesional hasta el Cementerio Británico. La procesión fue encabezada de un modo pintoresco por los gaiteros escoceses Malcolm Gibson y Alan Oliver. 





















Ya en el acceso del enterratorio, los invitados fueron recibidos por Andrew Gibson y Everardo Stephan, y manteniendo el orden de precedencia nos dirigimos a la capilla, proyectada por el estudio anglo-argentino de Follet, Farmer & Conder. 










Allí, aproveché para poner de relieve algunos detalles de su arquitectura (el artesonado de madera del techo, los artefactos de iluminación originales…) que todos siguieron con la mirada.















Inmediatamente, hicieron uso de la palabra, en nombre de ambas asociaciones y de ambos cementerios, John Hunter (quien traía la representación triple de la ABCC, del Cementerio Británico y de la comunidad anglo-argentina) y el pastor Everardo Stephan. Mientras las palabras de John fueron de tono más bien histórico, las de Everardo tuvieron un marco más sociológico y teológico.









Por simetría de las formas, aquí también disfrutamos de un momento musical a cargo de los gaiteros escoceses ya mencionados y del organista Arturo Launds. Se trató del popular himno Amazing grace, que suele designarse en español como Sublime gracia, escrito a finales del siglo XVIII por el clérigo y poeta John Newton, quizás recogiendo su propia experiencia personal: el perdón es posible a pesar de nuestros defectos… La resonancia de las gaitas y del órgano en el sobrio recinto de la capilla fue majestuosa (sin exagerar). Una gafe casi imperdonable que cometí, fue motejar a la canción como un himno inglés… cuando en realidad ¡es escocés! I´m sorry…




Para el cierre, el Rev. Wilkie, acompañado por las Pastora Karin y el P. Raúl impartió una bendición que todos recibimos con respetuosa complacencia. Y al decir Amén, al unísono, pienso que rubricamos el valor de este esfuerzo conjunto entre ambas asociaciones, y el valor de las acciones ecuménicas, de diálogo y de colaboración entre comunidades arraigadas en el país.






Con una palabra de reconocimiento al personal del Cementerio Británico y especialmente a María Fernanda Selva y Marcos Lizzi, pasamos al sector del nuevo "muro memorial", donde compartimos un atinado servicio de finger food. Jimmy Bindon propuso un brindis de despedida.






Una palabra de reconocimiento para el arquitecto Rubén Otero (autor del proyecto de intervención) y para los profesionales de la DNA que elaboraron el pliego de licitación: Arqs. Silvia Moscardi, Diana Meyer, Blanca Rinaldi y Eduardo Bango, todos ellos con la coordinación del Arq. Guillermo Frontera.


Fue, sin duda, una ceremonia inolvidable, cumplida con escrupuloso ajuste al programa y a su timing. Ya vamos imaginando, desde ahora, la ceremonia de inauguración de las capillas restauradas, as soon as possible!


BONUS TRACK: MÁS IMÁGENES...

Agradecemos las excelentes imágenes gentilmente cedidas por el Cementerio Alemán y el Cementerio Británico que ilustran este post. Estamos al aguardo del nombre de los fotógrafos.









































BONUS TRACK BIS: Comentario del Lic. Ignacio Bracht...


Suceso Cultural de Relevante Valor

Hecho cultural que merece ser destacado es que el pasado miércoles 27, se realizó un acto en los Cementerios Alemán y Británico en el barrio de Chacarita que contó con la presencia del Ministro del Interior, Rogelio Frigerio, los embajadores de la República Federal de Alemania, de Austria y del Reino Unido de Gran Bretaña, además de figuras representativas del orden eclesiástico, cultural y social de ambas comunidades, tan arraigadas en el país. El motivo fue que las dos Capillas de las necrópolis fueron declaradas Patrimonio Histórico y Cultural por Ley, a instancias del entonces miembro de la Comisión Nacional de Monumentos, el abogado  y arqueógrafo, Oscar De Masi, quien ofició de maestro de ceremonias del concurrido evento. Los fondos provendrán del Ministerio del Interior para que las Capillas, de gran belleza, sean restauradas y puestas en valor. Sin duda que es un suceso que enaltece al Dr. De Masi por su labor en defensa y sobreguarda del patrimonio cultural de la ciudad y del país. Es de esperar que se inicie desde el gobierno porteño una atención mayor al patrimonio cultural, algo que no ha sucedido con la casona de Altos de la Manzana de las Luces, de Josefa Ezcurra, que motivó amplias notas tanto en Clarín como en La Nación, ni tampoco con la restauración y vuelta a entronizar la estatua del Gran Almirante, Cristóbal Colón.