La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

lunes, 15 de febrero de 2016

Los proyectos de Mario Palanti en el marco de las operaciones de monumentalización justicialista


Por Oscar Andrés De Masi


1.Los sujetos monumentables del primer justicialismo. Temas y escalas


Como ocurría en los regímenes de masas y de autoridad de Italia o de Rusia, aparecían, en la Argentina, nuevos “semióforos” vinculados a las conquistas sociales introducidas por la Constitución de 1949, y que el Estado Justicialista impostaba en sus representaciones discursivas, gráficas y monumentales. Se trataba, sin duda, de la "pedagogía de las estatuas" a la cual aludiera Ricardo Rojas en vísperas del Centenario, pero en clave alternativa: ya no historicista y tributaria de un pasado patricio, glorioso y vinculante, sino más bien de un presente reivindicativo, futurista y desvinculado de aquel pasado que poca gloria parecía deparar a las clases trabajadoras. Un presente dominado por las figuras de Perón y de Eva, a quienes acompañaban otros arquetipos: el descamisado, el escudo partidario, la Justicia Social, la Independencia Económica, la Soberanía Política, los Derechos del Trabajador, los Derechos de la Ancianidad, la Mujer Trabajadora, los Niños de Familias trabajadoras, el peón rural, etcétera.

La profusa iconogénesis ideada por los comunicadores justicialistas devino en dos programas de diversa escala: 1.Una sostenida iconopoiesis (vale decir, práctica de reproducción de imágenes) para la escala menor (afiches gráficos, emblemas, distintivos, estandartes, los consabidos bustos de Perón y de Eva, etcétera); y 2.Una monumentalización intentada en rasgos augusteos y escalas colosales de aquellos íconos emblemáticos y, principalmente, de los líderes partidarios.

El segundo grupo de monumentos intencionados (para emplear la terminología riegliana) manejaba un correlato visual entre la desmesura axiológica del Estado Justicialista y la enormidad colosal de sus monumentos. Detrás de la estatura del Estado, se insinuaba la del propio Perón ante las masas.


2. Los escultores preferidos

Los concursos para monumentos convocados por el Estado, ya desde los años 30´s, venían siendo motivo de queja de parte de los artistas locales, que denunciaban favoritismos, bases poco claras, preferencia por los calcos de obras existentes (el caso del San Martín de Daumas), concurrencia de escultores inexpertos, etcétera.
Es llamativo que, en este clima, para los grandes programas monumentales, el Justicialismo haya preferido a un escultor extranjero. Se atribuyó a Apold una reflexión escéptica: “---¿Habrá escultores [argentinos] buenos que sean peronistas?---".
A lo cual, según la leyenda negra, Perón habría respondido con un sarcasmo: "---¡Ese es mi miedo...!---"

Sean verosímiles o no los prejuicios de Apold y de Perón, lo cierto es que los tres programas conmemorativos estatuarios de mayor envergadura monumental (Fundación Eva Perón, Monumento al Descamisado y Arco de Triunfo en La Plata) fueron encomendados al italiano Leone Tommasi. Las razones de esta preferencia permanecen incógnitas.

Pero, desmintiendo la supuesta aversión de Perón por los escultores nacionales (ya la Secretaría de Trabajo y Previsión Social había adquirido una obra de Arrigutti), hubo sin duda y por lo menos dos de ellos que estuvieron cercanos a aquellos programas iconográficos. Uno fue Carlos Pallarols, quien ejecutó la mascarilla mortuoria de Eva y quien debía realizar la escultura yacente y el sarcófago para la cripta del Monumento al Descamisado, cuando éste incorporó un programa funerario a raíz de la muerte de Evita. El otro fue Ángel E. Ybarra García, autor del primer proyecto del Monumento al Descamisado (desestimado) y, antes, del Collar de la Orden del Libertador (1945).
Aunque al parecer Ybarra García no estaba tan comprometido ideológicamente como Pallarols, el golpe de estado del 55 fue un inconveniente para ambos.


3. El caso de Leone Tommasi (y la distancia estilística con Palanti)

Leone Tommasi llegó a ejecutar parte del programa estatuario del célebre Monumento al Descamisado en su versión definitiva y, anteriormente, la totalidad de las esculturas de mármol para la Fundación Eva Perón (diez esculturas para el remate del peristilo del edificio y dos grupos alusivos al 17 de Octubre para el arranque de la escalinata; estos últimos llegaron tardíamente. También proyectó y ejecutó una maqueta para el colosal Arco de Triunfo de estilo romano, plagado de relieves, a emplazarse en la ciudad de La Plata (llamada, entonces, "Eva Perón").

En los tres conjuntos mencionados se verifica la aparición de los nuevos modelos heroicos justicialistas, acompañados, en algún caso, de representaciones residuales clásicas, como la “República Argentina” (de no muy feliz apariencia) o el “General San Martín”, en el conjunto estatuario de la Fundación.

Quizás la figura más impactante concebida por Leone Tommasi sea el coloso erguido sobre un gigantesco fuste, representando al Descamisado. A tal punto que Mario Palanti intentará emular y aún superar esta mole, según veremos. Pero, también, la figura de Perón representado como "El Conductor" (del mismo monumento de Tommasi) pudo influir en el ánimo de Palanti en su propia versión del Monumento al Descamisado. No ocurrió lo mismo con la estilizada figura de Evita que en su representación en  "La Razón de mi Vida" alcanza el más alto nivel expresivo de la poética tommasiana, más inclinada al lirismo que los proyectos filo-littorios de Palanti. Ello nos lleva a señalar que Tommasi, a diferencia de otros artistas italianos de su época, no siguió las tendencias de la moda ni las orientaciones estéticas oficiales. No fue, como Palanti, un artista littorio y prefirió mantenerse apegado al lenguaje clásico y a temas desligados de compromisos ideológicos con el fascismo.  Los monumentos para la Argentina vienen a configurar una excepción a esa conducta de artista alejado de las encomiendas de carácter político.


4. Otras versiones del Monumento al Descamisado: el proyecto de Ybarra García

Evidentemente, la posibilidad de realizar grandes monumentos para el gobierno justicialista, introduciendo en ellos un repertorio alegórico consistente con la retórica oficial, tentó a otros artistas. En el caso del Monumento al Descamisado, si bien la opción por el proyecto definitivo fue decidida "manu militari" por el propio círculo oficial (Evita y Jorge Sabaté, este último como orientador estético y urbano, habrían preferido a Tommasi), no ha de olvidarse que hubo un concurso anterior del cual participaron diversos proyectistas y del que resultó ganador Ybarra García, aunque su propuesta sería, a la postre, desestimada (se lo indemnizó con $100.000.-): el emplazamiento previsto en la intersección de las avenidas De Mayo y 9 de Julio era insalvablemente incómodo y como se consignó en las "Observaciones", "No guarda escala con la edificación circundante y se interrumpe la visual de la Avenida de Mayo". El proyectista había acompañado unos prolijos fotomontajes del monumento sobre la Avenida de Mayo. En uno de ellos se ve, en el fondo, el edificio Barolo (y no es de extrañar que Palanti, al presentar su propia propuesta, se imaginara una continuidad visual de dos obras suyas en un mismo eje urbano).
Aunque, tal vez, la excusa urbanística solapara algún grado de insatisfacción con respecto al lenguaje resultante, quizás demasiado convencional y academicista. El proyecto de Ybarra García, mesurado y correcto, como su obra en general, estaba lejos de provocar una ruptura con la praxis monumental preexistente, y más lejos de satisfacer una intención de exceso a la cual el gobierno se hacía cada vez más proclive.
El esquema compositivo planteaba como elemento dominante una columna cilíndrica coronada por un grupo escultórico (planteo ya conocido entre nosotros en el Monumento de los Franceses), donde se aprecia a la República (¿una Evita disimulada?) abrazando maternalmente a un joven (y pequeño) trabajador parado junto a un yunque y empuñando una maza. (el atributo del yunque reaparecerá en los proyectos de Leone Tommasi y de Palanti). Se accedía al plinto que hace de base a la columna a través de una escalinata de cuatro lados.
Al pie de la columna se destaca una figura alada con aires de Victoria. Hay, también, figuras sentadas en el arranque de la escalinata y placas con relieves.


5. Las propuestas de las universidades nacionales

La convocatoria de un nuevo concurso, invitando a las universidades nacionales, generó otras propuestas, menos conocidas
El proyecto de la Universidad Nacional del Litoral iba acompañado de un croquis morfológico comparativo con "L´Etoile" de Paris, reforzando su filiación con los modelos clásicos. Las leyendas epigráficas explicaban la retórica del monumento.

El anteproyecto litoraleño planteaba un enorme y macizo arco triunfal (tetrástilo en el frente y dorso, y dístilo en los laterales), adintelado, sólido y pétreo, como reclamaba Worringer para cualquier expresión de monumentalidad, que se alzaba sobre un plano superior de convergencia de cuatro escalinatas, cuyos tramos laterales son más breves y aparecen flanqueados por flameantes urnas votivas. A las caras frontal y dorsal del volumen se accedía por sendas escalinatas que incluían, en su recorrido, una gran explanada. En los muretes laterales de estas gradas se agolpaba una multitud de esculturas que representaban a obreros y donde no falta ¡un tractor rural!
A ambos lados de la fachada de este Propíleo se colocaron dos esculturas ecuestres de gran tamaño: Perón...y Evita...¡al galope! Por detrás, con idéntica ubicación, estarían Güemes y Tupac Amarú (más afines a la alegoría equina, por diferentes razones…).
Todo indica que el famoso Descamisado se hallaba en el interior del recinto cuadrilongo, al modo de los ídolos en los templos griegos y romanos.

Otro de los anteproyectos universitarios planteaba un atrio circular rodeado de estatuas, en cuyo centro, sobre plintos rectangulares de diferente tamaño, se desplegaba un conjunto de figuras que representaban una marcha obrera, bajo la conducción del Descamisado (en este caso, literalmente, sin camisa) y la figura tutelar de una Victoria alada.

Si un rasgo común puede señalarse en estos diversos proyectos de monumentos justicialistas (hecha la salvedad de la regresión clásica de Ybarra García), es su consistencia con el tipo de arquitectura que dominaba la escena en aquellos años: "una arquitectura monumental, de corte retórico, generalmente impactante por su volumen físico, es decir arquitectura grande e imponente".
Esta ampulosidad retórica, cuyo epítome puede señalarse en el citado Monumento a la Bandera de Rosario, encontró la coartada supuestamente diferenciadora de los modelos clásicos en el llamado "estilo cúbico". Tanto el caso del proyecto de la Universidad Nacional del Litoral como las propuestas de Palanti (y no tanto en Tommasi) permiten verificar los rasgos que le atribuyó Federico Ortiz.


6. Las propuestas de Mario Palanti

Mientras que en los proyectos monumentales italianos Palanti expresó pulsiones patrióticas que le eran propias (recordemos su enrolamiento voluntario en la Primera Guerra), en los monumentos para el Peronismo no parece haber un vínculo ideológico ni un compromiso vital personal, salvo que el artista viera en el potencial comitente a un epígono del fascismo italiano, al cual él adhirió explícitamente y con sinceridad.
Sin perjuicio de ello, quizá Palanti llegó a atribuir al justicialismo una “épica laborista”, digna de expresión colosal. Ya había ensayado un proyecto en este sentido (alejado de los heroísmos de guerra) con su Fonte degli Eroi del Lavoro, en sus dos versiones. El programa iconográfico incluía una Vittoria (en ambas versiones) y una colosal alegoría de La Storia (en la segunda versión). Esta última figura reaparecerá con ajustes sacralizadores (un “nimbus” rodeando la cabeza), en el proyecto de Palanti para un Monumento a Perón y Eva (1950) a emplazarse en la Costanera. También guarda semejanza con un colosal Cristo, sentado y en acto de bendecir, incluido en el proyecto para un “Tempio della Pace Universale”. Un observador podría preguntarse, legítimamente ¿dónde están los héroes del trabajo?, ya que las figuras dominantes (por fuerza de su gigantismo) aluden iconológicamente a entes más abstractos que las masas trabajadoras.
La reutilización y resemantización que Palanti hace de morfismos ya intentados antes, aunque sea en el tablero de diseño, le quita a estas propuestas el valor de una originalidad creativa que, en cambio, sí consiguió Leone Tommasi.
También en el caso de la propuesta de un Arco en honor del general San Martín (1950), Palanti reutiliza, aumentando el tamaño, el diseño de un Tempetto familiare (o Capella Funeraria) del año 1944.
Si algo puede señalarse de las propuestas de Palanti para el peronismo (al margen de su lenguaje racionalista tardío para el componente arquitectural) es su escasa originalidad en el repertorio del autor. Así como el Monumento a Perón y Eva copia su anterior Fonte degli Eroi del Lavoro; así también el Descamisado de 1953 parece repetir la figura de El Conductor ideado por Leone Tommasi, aunque sus 200 metros de altura superaban bastante a la ya gigantesca estatua tommasiana (60 metros).
Por lo demás, las propuestas de Palanti no tuvieron concreción e, incluso, se desconocen las circunstancias de su eventual presentación.


Fonte degli Eroi del Lavoro


[1] Para el tema de los bustos ver De Masi, Oscar Andrés: El busto y la memoria más allá del canon iconográfico. En catálogo de la muestra Perón y Evita intervenidos. Museo Evita, Buenos Aires, 2011.
[1] A modo de ejemplo: "Lo que hace falta en Buenos Aires. Manifiesto; París depósito de mármoles" en Plástica, Nº5, abril 1936; "Los monumentos", en Carácter, año 1, Nos 9 y 10, Buenos Aires, junio/julio 1936; "Gloria, destino y estatua" en Crear, Buenos Aires, febrero 1943, 
Nº 20; "Conceptos sobre monumentos " por Donato A. Proietto en Arte, Nº 2, marzo 1943; "Nuestros modernos monumentos" en Crear, Buenos Aires, Nº 18, diciembre 1942; "Los concursos de escultura" por Oscar González en Crear, Buenos Aires, Nº 24, junio/julio 1943, etcétera.
[1] Entre 1944-1947, Pallarols había ejecutado las pinturas decorativas de la iglesia parroquial de Lomas de Zamora. Ver Alberto S. J. De Paula y Oscar Andrés De Masi: La Catedral de Lomas de Zamora, historia y memoria de un templo bonaerense, Eustylos, Buenos Aires, 2008.
[1] Para una semblanza de Ybarra García, ver De Masi, Osar Andrés: La estatua ecuestre del Gral. San Martín en la plaza Victorio Grigera de Lomas de Zamora, en Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas N° 39-40, FADU-UBA, Buenos Aires, 2005/2006.
[1] Ver De Masi, Oscar Andrés: Las estéticas del primer peronismo y sus propuestas monumentales: una proteica voluntad de forma, ob. cit.
[1] Ortíz, Federico: “Los argentinos y la arquitectura 1929-1977”, en revista Nuestra Arquitectura,  Año 48, Nº 500. 





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