La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

viernes, 13 de mayo de 2022

EN RECUERDO DE ALBERTO S. J. DE PAULA: UN DIBUJO JUVENIL

 


Por Oscar Andrés De Masi

 

Desde hace ya 14 años, cada mes de mayo trae el recuerdo de la partida de Alberto de Paula. Y para sus amigos, es deber de aquella memoria agradecida -que supo explicar iconológicamente Césare Ripa- el pronunciar su nombre en voz alta, como llamándolo al presente continuo del memento, donde su magisterio se nos reitera sin cesar.

 

Y ante la efemérides contrasta, una vez más (¿de qué asombrarnos a esta altura?), el silencio de las instituciones (institutos, juntas, comisiones, museos, universidades…) que tanto le deben a Alberto. Como dije alguna vez, vislumbrando con amarga clarividencia este rumbo inexorable de la amnesia oficial, pasamos de la “memoria ritualizada” de los primeros y concurridos homenajes póstumos, a esta “memoria privatizada” ante el atrio y el fuego íntimos, que es privilegio del apretado manípulo que se resiste a olvidar “los humildes honores de las casas paternas”, que es como decir la honra que nos han dispensado “nuestros maestros y nuestros mayores”.

 

Alberto fue ambas cosas, no por los linajes de la sangre común, pero sí por el  parentesco espiritual que acrisola la amistad probada, generosa y sapiente. Su abolengo intelectual y moral ha quedado impreso en muchos de nosotros, que lo aceptamos y lo portamos como un legado, con la gravitas que impone el respeto, pero, a la vez, con la empatía propia del más cercano afecto.

 

Elegí en esta ocasión, de entre los objetos y papeles de Alberto que aún conservo, una pieza del todo singular, que nos conduce al país de su adolescencia, cuando hallaba en la Historia un motivo de lectura atractiva, pero no todavía un oficio definido ni un hábito inclinado a la indagación documental. Y cuando ya se insinuaba el habitus de ese puntilloso calígrafo inclinado al dibujo, que demostró ser luego.

 

Es un documento gráfico de 1952, cuando Alberto tenía 16 años y cursaba el tercer año de sus estudios secundarios en el Colegio Nacional “Almirante Guillermo Brown” de Adrogué. Se trata de la carátula de su carpeta de la asignatura Francés, dictada por la profesora mademoiselle B. Lynch. Lamentablemente no conservo el cahier entero, pues solamente quedaba esa portada suelta, que pueden ver aquí y que donaré próximamente al Museo Americanista de Lomas de Zamora.

 

Allí pegó Alberto una prolija Flor de Lis que antes había dibujado y recortado, y luego contorneado con un listel gris plata, y finalmente coloreado en azul de Prusia, en celeste claro al centro y en rojo carmín. Si quiso representar la bandera francesa, erró en el color del centro. Pero más bien me parece que pretendía darle a la viñeta un toque heráldico o blasonado, y de ahí los colores que eligió, que no hacen mala combinación, sino lo contrario.

 

Con pulcra caligrafía gótica, en tinta china negra, consignó los datos de la asignatura, subrayada con un filete y, por debajo, una más fina lanza. Más allá del correcto y grácil delineado de las letras, hay un gesto casi diríamos expresionista en el alargamiento del remate (serif) de la “s”, cuyo trazo inferior interrumpe la línea del subrayado, provocando un cisura elegante, amortiguada por la aureola que se produce alrededor de la terminal de la letra, separada por este espacio sutil de la continuidad de las líneas a ambos lados. Es casi imperceptible a primera vista. Tan detallista es su aciculado trazo, que delata el empleo del plumín de punta fina.

 

También registró con la misma tipografía los datos de su profesora, de su curso, del año lectivo 1952 y de su propia identidad, resumida en A. S. de Paula (Alberto Salustiano), sin la “J” de José, que luego añadiría invariablemente a su nombre entero.

 

Es sin duda mera coincidencia que la Flor de Lis sea, a menudo, utilizada como símbolo de perfección. Pero en el caso de Alberto de Paula, el esfuerzo perfeccionista que denota esta sencilla carátula escolar preludia, ya, al científico minucioso, riguroso y disciplinado que iba a ser, con los años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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