La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

lunes, 13 de noviembre de 2017

YA NO QUEDA EN SU SITIO... LO QUE QUEDABA DEL MONUMENTO A COLÓN…Y PONEMOS EN DISCUSIÓN SU NUEVO EMPLAZAMIENTO

Por Oscar Andrés De Masi
Para http://viajealasestatuas.blogspot.com.ar
Noviembre de 2017

Si algún ingenuo guardaba, todavía, alguna esperanza del regreso del monumento a Colón a su lugar original, tal expectativa había quedado definitivamente descartada hace pocos días. En efecto, el gobierno mandó a remover la llamada "cripta colombina", acaso el último relicto que permanecía en pie (disfrazado de pedestal para Juana Azurduy) del soberbio monumento, en la Plaza Colón. Hoy mismo, se ha dado difusión a la noticia de los preparativos finales para su nuevo emplazamiento, por completo ajeno a la integridad auténtica y a la consistencia topográfica del monumento en su conjunto. Recordemos, como lo señalamos en post anteriores, que no se trata de una estatua aislada, sino de un "conjunto" de elementos patrimoniales, artísticos y conmemorativos.



Foto gentileza Arq. Marcelo Weissel


Una grúa equipada con un brazo mecánico asestó los golpes definitivos, el 4 de octubre, a la estructura de hormigón, ladrillos y hierro que había sido proyectada especialmente para dar soporte al monumento, por el más célebre estructuralista sudamericano de la época: el ingeniero Domingo Selva. Ya nos referimos a él en nuestros post s de fecha 11 de febrero y 18 de marzo de 2017. Fue el autor del primer edificio antisísmico de la Argentina (la Escuela Normal de Maestras de San Juan) y del "domo" de la catedral de Lomas de Zamora. Ambos edificios donde intervino Selva gozan de la categoría de monumentos históricos nacionales.

Como ya explicamos anteriormente, la "cripta colombina" formaba parte del programa monumental-museal original y debía quedar alcanzada por la misma intangibilidad que merecía el ahora desdichado y desterrado monumento. Vale decir, el grupo de esculturas plus la cripta-museo, formaban un conjunto indisoluble tanto desde el punto de vista constructivo, como expresivo y discursivo.

Recordemos que en la cripta se habían ejecutado, al momento de inaugurarse el monumento, unas bellas pinturas de mano de Paolo Parisi, representando la historia de la navegación en Occidente. Y, además, se custodiaban en su interior objetos tales como un ladrillo de la casa de Colón, un friso romano y una "cápsula de tiempo".

Ya no existe la cripta, cuya autoría maestra, reiteramos, también merecía consideración. Con ello, termina de desarticularse la lógica íntegra del dispositivo monumental y se priva al monumento (si acaso volviera a levantarse en algún sitio) del sentido topográfico original, que sin duda forma parte de su autenticidad patrimonial. Fue proyectado para ese preciso lugar, con las implicancias simbólicas del caso.

Este reciente hecho (uno más en la cadena de atropellos al monumento) revela que para este gobierno la cuestión colombina no reviste trascendencia, como en general pareciera que tampoco ninguna otra cuestión histórica o patrimonial. No olvidemos que si bien la decisión de retirar el monumento fue tomada por la administración anterior, sin embargo la totalidad de los diputados del Pro votaron la ley que convalidó aquel retiro. No puede decirse, pues, que en esta saga haya villanos vs. héroes, porque ambos actores políticos coincidieron en su voluntad de agravio al bien patrimonial y a su sentido identitario.



Foto OADM, junio 2014


La Comisión Nacional de Monumentos no se ha pronunciado públicamente acerca de este epílogo. No ha de olvidarse que varios de sus actuales directivos, en su momento, entre 2013/2014, prestaron conformidad al retiro del monumento, echando mano al disparatado eufemismo de la necesidad de desmontarlo ¡para su reparación! La honrosa excepción del vocal Marcelo Magadán debe ponderarse, por su compromiso explícito con la defensa del monumento.

¿Qué cabe esperar ahora con relación al monumento, que permaneció desarmado en la Costanera? En el mejor de los casos y con mucha suerte, una operación de reconstrucción llevada a cabo con la frivolidad característica de esta administración inclinada al cotillón de los globos amarillos: vale decir, una reconstrucción en otro lugar (ajeno al sitio de origen) y carente de la integridad de sus componentes auténticos completos (ya sin la cripta). Todo ello, dando por sentado el hecho de que las esculturas de mármol no hayan sufrido, a esta altura, deterioros derivados de su exposición a la intemperie y de su movimiento físico. Porque en tal supuesto, a la costosa y delicada tarea de re-armado debería anteponerse una no menos costosa y no menos delicada tarea de restauración.

En suma, en materia de patrimonio, los caprichos y las frivolidades tienen un costo material y moral bien elevado…



Foto OADM, junio 2014


Bonus track:
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