La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

martes, 6 de octubre de 2015

Fuente de las Nereidas





¿Sabías que esta obra situada en la Costanera Sur fue ejecutada por una escultora? Al menos eso consta en la crónica oficial, aunque en su tiempo se insinuaron otras hipótesis de autoría masculina. No tengo evidencia de ello. De modo que  si nos atenemos a la versión oficial, que es la única documentada, esta bellísima fuente escultórica de mármol pertenece a la notable artista argentina Lola Mora (Dolores Mora, alguna vez de Hernandez)


Fue declarada bien de interés histórico y artístico nacional en 1997.


Se trata de un tema de la mitología clásica: el nacimiento de Afrodita (para los griegos) o Venus (para los romanos). Puede considerarse un homenaje al arquetipo femenino encarnado en la diosa (en rigor, no todas las mujeres son tan bellas como Venus)

Las Nereidas no son unas sardinas enlatadas como sugiere su nombre a los oídos vernáculos (o al menos, no lo son en su  origen), sino que son las hijas de Nereo que sostienen una enorme valva o molusco donde se apoya la diosa que acaba de asumir formas humanas. Por su parte, verás allí unos Tritones que sostienen  por las bridas unos caballos encabritados.
El motivo de la "fuente" (fontana) es de inspiración romana o italiana, y en ella confluyen inspiraciones clásicas y a la vez románticas. Esta fuente bien podría estar ubicada en la Piazza   Navona de Roma...Y en nada desentonaría, te lo aseguro.
Es que, en el pasado, nuestro país y su Capìtal encargaban monumentos de una calidad, en general, superlativa. Mejor no hablemos del presente...

Te cuento que el sitio original de emplazamiento fue el Parque Colón (Av.Leandro N:Alem y Cangallo), desde su inauguración en 1903, pero fue trasladada en 1918 a la Costanera Sur...Se dijo que la fuente incluía demasiadas figuras desnudas y que, en tal sentido, era más lógico, en nombre del pudor victoriano, llevarla a un lugar donde la gente anduviera ligera de ropas, es decir, a un balneario...Curiosa lógica ésa. En fin. Lo cierto es que debe considerarse el primer monumento público  argentino encomendado a una artista mujer.





La Prensa 1929