La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

viernes, 6 de septiembre de 2024

COSAS QUE ENCUENTRO ESPIGANDO EN VIEJAS PUBLICACIONES: LAS TERTULIAS EN LA TERRAZA DE MANE BERNARDO (+ SARAH BIANCHI + BIANCA COLONNA)

Por Oscar Andrés De Masi

Setiembre de 2024

 


Siempre hemos hablado con mi amigo Julio Cacciatore de aquellas tertulias auráticas, que por razones de edad yo no pude frecuentar, pero él si pudo.

 

La concurrencia de artistas plásticos y escénicos, poetas, astrólogos, y otros invitados cultos, garantizaba la calidad intelectual del convivio, cuyo escenario (valga la palabra teatral en este caso) era esa terraza a la italiana, con su balaustrada como parapeto envolvente, sus baldosones de cerámica roja como alfombra, la noche estival como bóveda, las estrellas como luciérnagas y la brisa de San Telmo como "flabellum".

 

Hemos recorrido esa terraza de acceso tortuoso, a la luz del día, y no es lo mismo. Sin embargo, estando in situ, percibimos o creímos percibir el eco de aquellas voces que la fotografía de la revista "Panorama" de enero de 1967 no nos revela, pero deja librado a nuestra imaginación. Acaso las muchas plantas que orlaban, en sus macetas epocales, los contornos del solado, hayan guardado alguna memoria sutil, que el tiempo se ha llevado consigo...

 

Son cinco damas y tres caballeros practicando el arte perdido de la conversación, bajo el fulgor de las luces de artificio, que tornan el lugar "just a little flickering flame in the middle of the dark town...". Allí la veo a Mane, sentada de espaldas, y a Sarah, sentada de frente y con el cabello colorado. A los otros contertulios no logro identificarlos (¿está allí Julio?, ¿está allí Osvaldo Pacheco?, ¿está allí Santiago Doria?, ¿está allí Solari Parravicini?, ¿y Bianca Colonna?). Pero la charla se percibe animada, y los vasos cargados de bebidas sobre las mesitas se muestran refrescantes.

 

La escena entera exhibe un indisimulable clima vintage. Y el punto elegido para la toma fotográfica es un acierto.

 

Aquel momento ha pasado, para siempre. Aquella casa ha cerrado su azotea noctiluca parlante, como se cierra una boca. Pero el registro capturado por la fotografía, al menos, seguirá siendo "a poor facsimile of that magical enclave" ("Tusk" dicxit...).

 

Nota: sospecho que cuando Julio Cacciatore lea este post, tendrá algo que comentar...