La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

miércoles, 28 de octubre de 2020

EL TEMPLO NEOGÓTICO DEDICADO A LA VIRGEN DEL CARMEN, EN LOBOS

Postal de época. Colección oadm.

Por Oscar Andrés De Masi

Para Revista Habitat (publicado el 21-IX-2020 www.revistahabitat.com)

Un templo neogótico dedicado a la Virgen del Carmen se ubica frente a la plaza de la ciudad de Lobos. La esbeltez de su torre se impone en el paisaje urbano. Para ningún visitante pasa inadvertido y pocos resistirían el impulso de conocerlo por dentro. ¿Quién fue su autor? ¿Cuándo se levantó? ¿Por qué se edificó, si Lobos ya disponía de templo parroquial en el mismo sitio? Intentemos responder estas preguntas. Para ello, antes, debemos repasar los antecedentes de los dos lugares de culto preexistentes.


A finales de 1802, el vecino José Salgado, casado con doña Pascuala Rivas, daba término a la construcción de una capilla, a poco más de una legua del fortín San Pedro de Lobos y de su propio rancho, con el auspicio del cura vicario de Morón. Ya en 1805 había obtenido el rango de parroquia, bajo la advocación de San Salvador de Lobos, aunque este patronazgo coexistió con el de Nuestra Señora del Carmen, cuya imagen era venerada.


De esta capilla primitiva, ubicada en el solar que hoy ocupa el templo neogótico, cabe conjeturar sus reducidas dimensiones y sus precarias características constructivas. El edificio no debió ser, pues, muy diferente de los "ranchos de barro y paja" que existían al norte de la laguna.


Lo cierto es que, a mediados del siglo XIX,  la actividad sacramental de la parroquia era creciente, superaba a otros curatos vecinos de la misma campaña, y requería de mejores instalaciones.


La fuente epigráfica disponible (una lápida de mármol situada a la entrada de la iglesia) da cuenta de la colocación de la piedra fundamental del edificio inmediatamente anterior al templo actual, el 11 de febrero de 1855, y el nombre de Eduardo Taylor como arquitecto. El templo, de un arcaico lenguaje neogótico (quizá evoca un momento de transición del románico tardío al gótico) La obra de Lobos fue inaugurada en 1858, aunque había sido concluida el 17 de octubre de 1857.


El templo de Taylor cumplió su ciclo de casi cuatro décadas, hasta que el crecimiento poblacional y material del pueblo (sin duda, favorecido por el ferrocarril) y sus aspiraciones simbólicas, reclamaron un edificio más acorde con las nuevas circunstancias.


Nada sabemos del motivo de la elección del arquitecto Augusto Plou, de 33 años y graduado en Paris, para esta encomienda. Aunque la piedra fundamental fue colocada el 11 de noviembre de 1893, recién en 1898 comenzaron las tareas, dejando en pie la estructura de las dos torres frontales, convertidas en punto de arranque de las novedosas naves laterales. El edificio pasaba a adquirir tres cómodas naves. A la fachada se le añadió un nártex adelantado que, al parecer, mantuvo por detrás la fachada-frontón de Taylor, que se completaba, ahora, con una torre lateral más alta (37 m.). Todo ello, más o menos en un mismo lenguaje de referencias neogóticas que, más allá de su apropiación "canónica" para edificios religiosos en el medio bonaerense, encontraba dos paradigmas regionales, todavía en construcción, de fuerte influencia: la catedral de La Plata y la basílica de Luján.


El 16 de julio de 1898 fue bendecida la primera nave. Pero, aún estaba lejos el momento de la conclusión de la obra. Cabe consignar que el proyecto de Plou fue, en rigor, una intensa reforma del edificio preexistente de Taylor.


En noviembre de 1901 se cumplían exactamente ocho años de la colocación de la piedra fundamental y el Obispo Terrero regresaba de una misión en el cercano pueblo de Navarro. Se detuvo en Lobos, a sabiendas de que la feligresía aspiraba, de una vez por todas, a "mejorar su actual templo", que era, aún, el edificio de Taylor confundido con los avances de Plou.


La conclusión parcial de la nueva iglesia de Lobos se verificó casi al mismo tiempo que los templos de Maipú, Junín y Azul, y la terminación del templo de San Isidro. El Boletín Eclesiástico de La Plata daba noticias alentadoras de todos ellos a mediados de 1905 También se proyectaban, o se iniciaban, o se bendecían, por la misma época , el camarín de la Virgen de Luján en San Ponciano y la capilla de la Virgen de la Merced, y los templos de Santa Teresa de Jesús (Acevedo), San Francisco Solano (Bella Vista), Inmaculada Concepción (Burzaco), Inmaculada Concepción (Monte Grande), Sagrado Corazón de Jesús (Labardén), Nuestra Señora del Carmen (Tolosa) etcétera. Todos ellos dependían de la diócesis de La Plata.


Todavía sin terminar, el "nuevo" templo se inauguró el 19 de marzo de 1906, fiesta de San José: Se acuñaron monedas conmemorativas de oro, que el Obispo repartió a la señora del gobernador y a otras damas vinculadas a la obra del templo.


La obra concluyó recién en el año 1912, cuando Plou tenía 52 años. Todavía, en 1930, siguieron realizándose tareas, al añadirse una casa parroquial y reformas de altares e imaginería.


En el interior del templo han recibido sepultura los restos del matrimonio fundador, José Salgado y Pascuala Rivas de Salgado, así como los el coronel Domingo Soriano Arévalo (héroe de la Independencia) y de los párrocos Ferroni, Albertini y Larrumbe. Esta circunstancia funeraria resignifica al templo como "panteón" local.


El 10 de agosto de 2004, fue dictado el decreto del Poder Ejecutivo Nacional nº 1020, que declaró monumento histórico nacional, al templo dedicado a Nuestra Señora del Carmen.