La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

lunes, 29 de mayo de 2017

HOMENAJE A ALBERTO S.J.DE PAULA Y NUEVA PRESENTACIÓN DEL LIBRO "EL CEMENTERIO DE LOMAS DE ZAMORA" DE MARÍA CRISTINA ECHAZARRETA EN EL MUSEO DEL BANCO PROVINCIA


Momento de inicio del homenaje.
Foto Thelema.


Por Imafronte
Mayo de 2017

El pasado 17 de mayo en horas de la tarde, en el Museo del Banco Provincia, ante un grupo de amigos, colegas y colaboradores (fue llamativa, empero, la ausencia de representaciones de algunas instituciones) se tributó un homenaje al Arq. Dr. Alberto S.J.de Paula, quien ocupó la dirección de esa entidad. Del homenaje participó el Dr. Oscar Andrés De Masi, editor senior de nuestro blog, quien compartió la mesa evocativa junto con el ex director del Museo, Ing.º Agustín San Martín, y dos entrañables amigos y colegas del homenajeado, los arquitectos Julio Cacciatore y Ramón Gutierrez. Cada uno de ellos trajo a la memoria un aspecto en particular de la figura de Alberto. Así, Agustín San Martín puso énfasis en la relación de Alberto con la consolidación de ese museo y la posterior formación del fondo documental derivado del archivo y la biblioteca depauliana. Julio Cacciatore, compañero de estudios en la UBA, evocó el carácter afable y erudito de Alberto, sus cualidades intelectuales y la labor compartida en la revista Anales del Instituto de Arte Americano. Ramón Gutierrez evocó también los años universitarios, los primeros trabajos históricos en conjunto con Alberto y su primer viaje a Bahía (Brasil) que fue el punto de partida de su interés por la arquitectura latinoamericana. Finalmente, Oscar Andrés De Masi puso una nota clásica (que bien hubiera sido del agrado del homenajeado) al resumir en dos sentencias, una griega (philomathes, polymathes… si te gusta aprender, aprenderás mucho) y otra latina (in tenue labor… en el mínimo detalle) el ethos intelectual de Alberto de Paula: su amor por el saber y su preocupación por el detalle.




Una carta de salutación remitida por la señora Carmen Beatriz de Paula (Perla), hermana de Alberto, que fue leída por la directora del Museo, Lic. Marina Zurro, aportó una impronta adicional de calidez familiar.


La Lic. Marina Zurro lee una carta remitida por Perla de Paula.
Foto Thelema.


A continuación fue proyectada una versión de siete minutos del documental biográfico Alberto de Paula, semblanza y legado (disponible en versión completa en la web del Museo). Se agradeció la tarea de compresión del footage a la editora Carla De Masi, quien la realizó en pocos días y en forma gratuita, sumándose de este modo al tributo a Alberto.

Seguidamente, comenzó la segunda parte del acto: la presentación del libro de María Cristina Echazarreta, El cementerio de Lomas de Zamora, publicado por Sanmartino ediciones (cuya titular, la Lic. Graciela Sammartino se hallaba presente). La anterior presentación fue cumplida en el mes de marzo en Lomas de Zamora, y ahora se reiteró para el público porteño.

La autora comentó en tono coloquial e intimista aspectos de su prolongada investigación y recalcó la ayuda invalorable que, en su momento, le dispensó Alberto de Paula para la descripción arquitectónica de los panteones y sepulcros. A continuación, el prologuista, Dr. De Masi, enunció el marco general del patrimonio funerario, como reserva identitaria, simbólica, artística, epigráfica y genealógica, destacando la relevancia de este trabajo singular de Echazarreta, el primero en su género para Lomas de Zamora y que insumió tres décadas de preparación. La frase del historiador francés Numa Dionisio Fustel de Coulanges, al pie de los sepulcros nacieron los altares, fue su punto de partida conceptual. Finalmente, el prologuista y la autora recorrieron visualmente el patrimonio del enterratorio a través de imágenes, que ambos comentaron a modo de diálogo.

El acto se prolongó por casi dos horas, y la paciencia y la calidez del público hicieron que el rato pasara más rápidamente. Entre los presentes se encontraban: Claudio Hontakly, Pablo Willemsen, Jorge Cohen, Marcela Asprella, Teresa Margaretic, Eduardo Tenconi Colonna, Susana Gesualdi, Carlos Francavilla, Lucy Acosta, María Elena Tuma, la Dra. Lemes y su joven hija, Juan Carlos Fauvety, Angiie Milena Espinel, Jorge Boselli, Bernardo Lozier Almazán, Horacio Schlauch, Aquilino Gonzalez Podestá, Adela Lanfranco, Cristina Malfa, Rafael Puig, Ruben Chaves, Gustavo Hidalgo, José Luis Scarsi, José Grassi, Norberto Levinton y otros amigos y amigas que ese día recordaron a Alberto de Paula y, by the way, participaron de una auténtica clase magistral acerca del valor identitario del patrimonio funerario.


Los arquitectos Julio Cacciatore y Ramón Gutierrez, 
amigos del homenajeado desde tiempos de estudiantes.


BONUS TRACK:
EL PRÓLOGO PREPARADO POR OSCAR ANDRÉS DE MASI PARA EL LIBRO EL CEMENTERIO DE LOMAS DE ZAMORA DE MARÍA CRISTINA ECHAZARRETA.


Palabras preliminares por Oscar Andrés De Masi


LA FORJA DE ESTE LIBRO, EN LA SOLEDAD DE LOS PRECURSORES

Hoy se ha vuelto fácil y hasta banal hablar del patrimonio funerario, como un capítulo especial dentro del más amplio concepto del patrimonio cultural material e inmaterial. Quizás subsista algún escrúpulo atávico que se deriva del vínculo inextricable entre la memoria funeraria y el hecho irreversible de la muerte. Pero, desligado el patrimonio funerario de los abordajes tanatológicos y sanitarios, y anclado en los aspectos de arte, epigrafía, ritualidad y memoria local, ya no encuentra óbices para un abordaje desprejuiciado, que no siempre es riguroso: así como cualquier cacatúa sueña con la pinta de Carlos Gardel, como advierte el tango, así también, cualquier diletante se atreve a encarar el universo patrimonial de los cementerios, sin estar dotado ni del habitus inclinado al relevamiento en el terreno, ni de las herramientas básicas que provee el conocimiento de la historia local y sus protagonistas más relevantes, del lenguaje simbólico y epigráfico, y de la voluntad expresiva que cada época ha impreso en los monumentos y recintos  sepulcrales.

Cuando Cristina Echazarreta,  quien sí adquirió este hábito y este herramental epistemológico, comenzó a investigar la historia del cementerio de Lomas de Zamora, y a relevar sus diversos componentes materiales, hace ya más de treinta años, pocos hablaban del patrimonio funerario en nuestro medio. Y absolutamente nadie había encarado sistemáticamente el estudio del cementerio de Lomas de Zamora.

Fue ella, en la soledad de los precursores, quien advirtió en aquel enterratorio, una reserva de arte y de memoria identitaria lomense. Sin duda, hubo aquellos cuatro tempranos consejeros (Néstor Onsari, Alberto de Paula, Carlos Duchini y David Wosco) que le señalaron rumbos y le facilitaron fuentes, basados en su visión más amplia de la historia local y en su mayor experiencia en la investigación, el coleccionismo y la crónica periodística. Quien escribe estas líneas no estaba aún intelectualmente maduro para aconsejar a nadie en estas materias, que años más tarde iría a frecuentar desde la teoría y la gestión de los bienes funerarios declarados en el marco de la Ley 12.665.

Pero, maguer aquellos mentores iniciales, (todos ellos ya fallecidos y, por lo mismo, habitantes invisibles del patrimonio funerario), Cristina Echazarreta trabajó sola, en la soledad de los precursores. Su trabajo relativo al cementerio lomense, presentado en las Cuartas Jornadas de Historia Regional, convocadas por el Centro de Estudios Regionales en Monte Grande, en el año 1985, fue pionero.

¿Cuántas veces atravesó el solemne peristilo y caminó por los senderos del enterratorio silente? ¿Cuántos pasos la condujeron al confín intramuros de la necrópolis? ¿Cuántas horas dedicó a fotografiar tumbas y a copiar epitafios? ¿A cuántas personas debió entrevistar en busca del dato preciso o de la anécdota tan verosímil como indemostrable? ¿Cuántos documentos debió ubicar en archivos y cotejar con otras fuentes? ¿Cuántos nombres prolongaron su resonancia como un eco en la mente de Cristina, al regresar a su casa, luego de cada visita al cementerio? ¿Cuántas memorias suprimidas la habrán impactado, al comprobar que, año tras año, el patrimonio material del cementerio sufría (y sufre) una grande rovina, una gran ruina, por utilizar la expresión con la cual Pericle Ducati deploró la pérdida del arte grecorromano? ¿Cuánta paciencia, método y vocación fermentaron en  la autora para desarrollar este trabajo durante más de tres décadas, sin apoyos económicos oficiales, ni becas del CONICET, ni de ninguna otra institución, con la excepción de, apenas, un ámbito de legitimación científica de su "linea de investigación", en el Centro de Estudios Regionales, en aquellos buenos tiempos en que los De Paula, los Onsari y los Pesado Palmieri ejercían roles directivos?

Yo no tengo respuesta para estos interrogantes, pero, para cada uno de ellos, puedo imaginar  las  dimensiones semánticas que encierran las palabras "muchas", "muchos" y "mucha". Sólo esta cualidad superlativa puede explicar y dar sentido a una tarea larga y solitaria, que, por momentos, debió parecer a la autora, una empresa imposible de finiquitar.

Y sin embargo, aquí está ante los lectores el fruto sazonado de su esfuerzo. Un libro que carece de precedentes en el medio historiográfico lomense y que está destinado, por su singularidad y por la calidad investigativa de su contenido, a convertirse en obra de consulta obligada para quienes deseen aproximarse a este tema. ¡Enhorabuena!

La autora nos presenta una historia ordenada del cementerio de Lomas de Zamora, desde su creación, hasta la triste actualidad de su decadencia como conjunto patrimonial funerario que, no obstante, (y debido a las fortalezas, tanto de su complexión estética, como de la identidad de familias, colectividades e instituciones) permanece como referencia de memorias genealógicas locales. Nos habla de las etapas de su construcción, de los cambios en la morfología de sus componentes arquitectónicos principales (pórtico y capilla), y de las obras de mejora de la  infraestructura mortuoria que fueron ocurriendo. Y nos habla, fundamentalmente, de los bienes que definen el carácter del sitio: los sepulcros, ya sean grandes panteones, tumbas monumentales, bóvedas familiares o simples sepulturas en tierra o tumulaciones en nichos. De ellos ofrece una síntesis histórica, artística y topográfica, deteniéndose en la semblanza biográfica de numerosas personas cuyos restos yacen allí. Y al hacerlo, Cristina Echazarreta, no pretende revestir su relato de una pomposa erudición ni de una jerga pseudo crítica que algunos autores suelen  ejercitar como jactancia disciplinar, suponiendo erróneamente, que, desde que en el terreno filosófico muchos pensamientos profundos tienen una expresión oscura, entonces toda expresión oscura ha de encerrar un pensamiento profundo…

Al contrario (y lo destaco enfáticamente) estamos ante una autora que escribe con la misma claridad del habla normal de las personas cultas, y que no desdeña, junto a la data rigurosa que se apoya en las fuentes documentales escritas, ese condimento de la anécdota pintoresca que tantísimas veces descansa en la memoria oral de cuidadores, enterradores y deudos de los difuntos.

La organización del núcleo del contenido del libro, luego de las introducciones cronológicas, siguiendo un criterio "tipológico" de los bienes funerarios relevados (pórtico, capilla, panteones, monumentos sepulcrales, bóvedas familiares, sepulcros simples en tierra o en nicheras, cenotafios, monolitos, equipamiento funcional, paisaje y traza) me parece un acierto metodológico que facilita la lectura. También, la transcripción de algunos epitafios ha de ponderarse como acertada. Sólo queda fuera de este estudio el vasto universo de las placas y lápidas sepulcrales, su epigrafía y su iconografía. Esperamos ansiosos esta segunda parte.

Cristina Echazarreta ha construido, de este modo, un registro del estado presente del cementerio de Lomas de Zamora como un todo-patrimonial que expresa, merced a la semántica funeraria, una memoria identitaria local,  en clave genealógica, ritual, artística, simbólica y epigráfica. Una memoria del "pago chico" que habitan los vivos, pero que se enhebra en el recuerdo y en el ejemplo de los muertos de ese mismo terruño (al fin y al cabo, como dijo Alberdi, los muertos siempre son mejores que los vivos… a juzgar por los epitafios…).

Su ostensible, paulatina y alarmante degradación (por vandalismo de los saqueadores ignorantes, por indiferencia de los niveles de gobierno municipal o por incurría de los descendientes…) redunda en un quebranto social irreversible, que se percibe desde hace varias décadas en ese magma de licuefacción de las identidades locales que  es el Conurbano Bonaerense…donde, poco a poco, si todas las ciudades son cada vez más iguales (y más degradadas) ¿por qué no iban a serlo, también, sus "necrópolis", es decir, sus "ciudades de los muertos"?

En este sentido, el libro de Cristina Echazarreta nos advierte y nos interpela como  comunidad física y metafísica, como cuerpo social y "cuerpo místico", que, pese a la diáspora de muchos lomenses que, desde hace años, mudamos nuestro  domicilio a la Capital, de ninguna manera mudamos nuestro corazón de las viejas y patriarcales Lomas de Zamora, cuyo cementerio (en caso de sobrevivir al naufragio patrimonial) llegará a ser, algún día, el último eslabón en la cadena de ese continuum que nos liga y nos religa a un pasado fundante, pero cada vez más distante.


OADM
Buenos Aires y Lomas de Zamora, agosto de 2016


OADM y María Cristina Echazarreta.
Foto Thelema.









¿ANAPIESMA? ¿PESCANTE? ¿ANDAMIO?… UNA ESTRUCTURA SEUDO INDUSTRIAL INVADE EL PRESBITERIO DE LA CATEDRAL DE LOMAS DE ZAMORA (MONUMENTO HISTÓRICO NACIONAL)



 Foto  web.


Por Oscar Andrés De Masi
Para http://viajealasestatuas.blogspot.com.ar
Mayo 2017

Una extraña tendencia a invadir edificios religiosos (que son monumentos nacionales) con estructuras de metal, parece progresar últimamente. Hace ya unos días dimos nuestro Alerta patrimonial respecto de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima en Martinez [ver nuestros posts de fechas 11/V/2017 y 19/V/201]. Toca el turno, ahora, a la Catedral de Lomas de Zamora, dedicada a Nuestra Señora de la Paz.

En ambos casos, de norte a sur, parece reiterarse una constante de indigencia estética y escaso sentido del valor patrimonial y artístico de los edificios monumentales confiados a la custodia del clero. (Lamento no recordar, ahora mismo, aquella sonora palabra rusa empleada por Vladimir Navokov para definir  "lo barato", que en inglés diríamos cheaper…y que en el lenguaje popular rioplatense llamamos "lo berreta"…).

Lo llamativo de este caso es que, según nos informan, la estructura fue montada hace ya varias semanas ¿Nadie la vio? ¿A ninguno de los feligreses con cultura que asisten a los oficios en ese templo le pareció inadecuada? Es una pregunta que mueve a reflexión acerca de la actitud de la comunidad, respecto de sus monumentos.

Como nos interrogamos en el título, la estructura intrusa provoca confusión al observador desprevenido. ¿Será un remedo del anapiesma (del verbo griego que significa empujar hacia arriba) mediante el cual los antiguos hacían ascender a las divinidades, deus ex machina, de la parte inferior del teatro a la escena? ¿Será un remedo del pescante (esta palabra es bien española) o tramoya de los viejos teatros, para subir o bajar figuras? ¿Será, simplemente, un andamio o scaffold? Cualquier cosa que sea, con su impronta seudo-tecno-industrial (de dudoso diseño) no pertenece al espacio sacro de ese presbiterio, ni es consistente con el lenguaje expresivo neorrenacentista de ese templo lomense, interfiriendo, para peor, en las visuales del bello retablo mayor.


Foto OADM. Mayo, 2017.




La nave principal, el presbiterio, el altar antiguo y el retablo mayor 
en su máximo esplendor, c 1947 (Foto colección OADM).



En suma, su instalación es un desacierto que agravia los valores de autenticidad del monumento.

Por tal razón, hemos dado el correspondiente aviso a la Comisión Nacional de Monumentos, para que proceda en el marco de la normativa vigente y, haciendo uso de sus facultades de superintendencia, procure, de parte de la autoridad eclesiástica, la única respuesta pertinente: el retiro del elemento adventicio.


Compartimos con nuestros lectores y lectoras el texto de nuestra nota y algunas imágenes, por demás elocuentes.



Ref. Instalación de una estructura metálica en el sector del presbiterio y por delante del retablo mayor de la Catedral Basílica Nuestra Señora de la Paz de Lomas de Zamora (monumento histórico nacional).



Buenos Aires, 22 de mayo de 2017


Señora Presidente de la Comisión Nacional de Monumentos
de Lugares y de Bienes Históricos
Lic.Teresa de Anchorena
S/D.


SEÑORA PRESIDENTE:

Tengo el agrado de dirigirme a Usted y al Cuerpo Colegiado, con relación al tema de la referencia.

La estructura metálica ha sido instalada por la autoridad parroquial en el sector del presbiterio, detrás del altar de piedra, y por delante del retablo mayor del templo catedralicio. La función de tal instalación que semeja un andamio [o "scaffold"] (y que consiste, básicamente, en dos escalerillas metálicas simétricas, con barandillas del mismo material y pasamanos de madera, a ambos lados de una plataforma) parece suplir un supuesto "camarín" (que nunca existió en dicho templo) que facilite la cercanía de los fieles respecto de la imagen de la patrona, la Virgen de la Paz. Ello permitiría a los devotos el tocamiento devocional de la imagen.

Aún haciendo un esfuerzo de comprensión de la intención pastoral que pudo motivar esta instalación, la cuestión plantea diversos desajustes en aquel sector del edificio, declarado monumento histórico nacional merced al decreto del P.E.N. nº 1020/2004, que tuve el honor de redactar por especial encomienda del Arq. Dr. Alberto S.J.de Paula, quien fuera digno presidente de esa Comisión Nacional. Destaco, asimismo, que varios miembros de esa Comisión Nacional que permanecen en el directorio, votaron favorablemente aquella declaratoria.

1. La estructura metálica invade el área del presbiterio y, particularmente, el espacio por encima del trono episcopal (que carece de "sombrero" o "tornavoz"), que es atributo de esa iglesia en su condición de sede del Obispo local.

La configuración del actual presbiterio data de la tercera etapa constructiva del templo (1898-1902), dirigida por los arquitectos Juan Ochoa y Domingo Selva y el ingeniero Polizza, que de ningún modo alteró el programa original de los arquitectos Nicolás y José Canale, demostrando de ese modo el acierto de un plan realizado en etapas sucesivas, de acuerdo a la disponibilidad de fondos (ver De Paula-De Masi, La Catedral de Lomas de Zamora: historia y memoria de un templo bonaerense. Bs.As., 2008, p.58). Va de suyo, que el proyecto del presbiterio jamás incluyó una estructura semejante.

2.Además, obstaculiza las visuales de las esbeltas columnas doradas del retablo mayor, una pieza auténtica hecha en madera, que integra el equipamiento de vieja data del monumento. De este modo, el lenguaje artístico  neorrenacentista del edificio y sus retablos antiguos, conforme a la voluntad proyectual de los arquitectos Nicolás y José Canale (continuada en las etapas constructivas subsiguientes, como quedó dicho), resulta desfigurado hasta los límites del ridículo, por la presencia invasiva de una estructura metálica semejante a un andamio que ni siquiera podría calificarse como "industrial", en la más ponderativa y funcionalista acepción del término, toda vez que el espacio sacro no es un área tecno-productiva.

He de señalar que durante las tareas de restauración y puesta en valor del monumento, aprobadas en el año 2006, y financiadas con fondos del presupuesto nacional, uno de los sectores intervenidos por el equipo de especialistas dirigido por el Prof. Claudio Gomez Cornet fue, precisamente, el retablo mayor y la imagen patronal.

3. La posibilidad de tocamiento devocional de la imagen por parte de los devotos plantea evidentes problemas de conservación. En efecto, dicha talla policromada, fabricada en un taller de Barcelona, integra la imaginería original del templo lomense, encargada entre 1859-1860.  En el citado trabajo La Catedral de Lomas de Zamora: historia y memoria de un templo bonaerense (De Paula-De Masi, Bs.As., 2008, pág. 32) hemos consignado su historia. Asimismo, el P. Julián Alameda O.S.B, en Argentina Católica (Bs.As., 1934, p.862) se refirió a la imagen de este modo: La imagen de la citada Virgen, obra de un eximio escultor de Barcelona, de madera policromada, con el conjunto de las figuras que la rodean,  es una maravilla que muchos ignoran y se encuentra bajo las amplias bóvedas del templo de Nuestra Señora de la Paz.

4. Un aspecto adicional que cabría analizar es la dudosa seguridad física que ofrece dicho seudo-andamio para aquellos devotos (especialmente si se trata de niños o de ancianos intrépidos…) que tomen el riesgo de acceder a aquella altura para acercarse a la imagen in excelsis.

Por las razones apuntadas ut supra, siendo que el mencionado elemento intruso agravia la estética del espacio sacro del monumento y desfigura su autenticidad patrimonial, y toda vez que al momento de su declaratoria en el marco normativo nacional dicho seudo-andamio no se hallaba instalado, solicito la intervención de la Comisión Nacional, a efectos de que la autoridad eclesiástica de Lomas de Zamora, en un acto de respeto a los valores artísticos del bien patrimonial, proceda a su inmediato retiro. La intervención solicitada halla sustento en las facultades de superintendencia que confiere al organismo que Usted preside la Ley nacional nº 12.665 y su modificatoria nº 27.103.


Saludos cordiales

Dr.Oscar Andrés De Masi


PS: Adjunto fotografías a) tomadas por quien suscribe el domingo 14/V/17;  b) fotografías históricas provenientes de mi colección particular; y c) capturas de la web.

C.C.: Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora


Foto web.






domingo, 28 de mayo de 2017

PRIMERA VISITA GUIADA AL COMEDOR RECUPERADO DE LA QUINTA "LOS OMBÚES"

Foto MF



Por Oscar Andrés De Masi
Mayo 2017


El sábado 27 de mayo, en horas de la tarde, más de cuarenta personas fueron conducidas por la experimentada guía local, Prof. María Celia Esteves, a través de memorias y objetos que se conservan en la Quinta "Los Ombúes", en el marco de la visita guiada "El comedor vuelve a brillar".

Se trató de la primera visita guiada alusiva a ese espacio auténtico de la casa, luego de su reintegración patrimonial, realizada este año (ver nuestro post de fecha 2/V/2017). Precisamente, en ese marco conceptual, la guía organizó un recorrido ameno y riguroso a la vez, que permitió abordar el valor narrativo de los objetos, las prácticas sociales epocales, las galanuras del mobiliario y el "mensaje" inspirador del propio comedor recuperado.

Empleando los recursos didácticos de su doble formación, como guía y como docente, la Prof. Esteves propuso al comienzo, desde el punto focal del aljibe,  una actividad lúdica de identificación de brillos y opacidades en diferentes objetos de las distintas salas: candelabro, calderilla, medallas de las Damas Patricias, un llamador de puerta, un bastón de Adrián Beccar Varela, un telescopio de Cosme Beccar, etcétera.

Luego, la guía condujo al grupo (ya ansioso por ingresar al comedor…) al espacio patrimonial recuperado. Muchos de aquellos que ingresaban allí por primera vez, no pudieron contener una discreta exclamación de deslumbrado asombro. La Prof. Esteves explicó in situ los distintos estratos epocales de ese local de la casa, y las características y funciones de su fino mobiliario.


 Foto oadm


El cierre de la visita puso énfasis en la recuperación patrimonial (de ese comedor o de cualquier otro bien patrimonial) como factor de "inspiración" para aquellos que ingresan al museo. Esta reflexión trajo la nota de una necesaria "poética", que se sumó a la ponderación del esfuerzo estrictamente técnico de la restauración del mobiliario.

En rostro y las palabras ponderativas de los presentes (entre quienes se encontraban la directora del museo, su guía oficial, numerosas profesionales del Centro de Guías de San Isidro y la presidenta del Instituto Histórico Municipal) reflejaron esa mezcla de aprobación y de satisfacción que vino a refrendar, tácitamente, el acierto de la decisión de volver a instalar el comedor en su sitio.


Foto MF


Mientras escuchaba atentamente a la apreciada y competente profesora María Celia, y observaba las reacciones y las acotaciones de su público (todas personas cultas y sensibles ante cualquier "epifanía" visual), yo mismo ratificaba mi adhesión, como especialista en patrimonio, a lo que llamé, en este mismo blog,  una "acertada operación de reintegración patrimonial", decidida por la actual conducción del Museo, acompañada por la mayoría de su equipo, avalada por dictámenes de otros colegas expertos, y con la conformidad de la autoridad municipal y la familia Beccar Varela (destaco, especialmente, a la generosa mecenas, Dra. María de los Remedios Olivera Beccar Varela de Beccar Varela). Y mientras esto ocurría en una parte de mi cerebro, en alguna otra parte resonaba el eco de la lógica aristotélica y su principio de no contradicción: ningún ente puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo la misma relación… Vale decir, si reponer el comedor en su lugar es un acto patrimonialmente correcto, haberlo desmantelado fue un error. Y aquí no hay "materia opinable", como alguien me dijo hace unos días. Hay buenas y hay malas praxis patrimoniales. Y en el último supuesto, no deben conjeturarse, en modo alguno, acusaciones de mala intención ni cosa semejante. Simplemente, se habrá procedido en su momento, privilegiando otras funciones reales o simbólicas, por encima de la autenticidad patrimonial del espacio desalojado. Pero, las "casas-museo", o "casas-históricas", o "casas-monumento" (según se quiera o no adoptar la terminología de DemHist / ICOM) tienen protocolos de manejo para sus espacios auténticos. La regla es su preservación, no su desmantelamiento.


Foto MF


Por otra parte, al contar mentalmente a los más de cuarenta participantes de la visita (y es sólo el comienzo de una larga serie de otras visitas, especialmente de escolares), pensaba en la paradoja estadística de que ese solo grupo del sábado pasado, era ya más numeroso que los consultantes mensuales de la Sala de Lectura, instalada antes en ese sector, y ahora reubicada en un local cuya escala es congruente con la intensidad de su concurrencia, sin desmedro de su comodidad, luminosidad, prestancia e idoneidad general.

Mi última reflexión se refiere a la importancia de la visita que condujo la profesora Esteves, como dije, una de las profesionales más experimentadas del Centro de Guías local. El ejercicio de  construcción de  un relato-guión para el comedor y sus objetos, de parte de las y los guías de San Isidro, adviene como una instancia re-semantizadora y de legitimación adicional para la iniciativa de su recuperación, que se suma a los fundamentos doctrinarios aportados por los especialistas y al guión-museológico oficial del propio Museo para aquel espacio auténtico de la Quinta "Los Ombúes", que consolidó morfológicamente su donante, el Dr. Horacio Beccar Varela.


 El editor del blog dialoga con la Mus. Amalia Lagos de Rodriguez Perea, presidente del Instituto Histórico Municipal.
Foto MF